Capitulo 1: Realidad

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Mis jaquecas no paran, los idiotas de mis compañeros menos. Cada vez son más y con ellos más trabajo llega. Es agotador tener que estar a tras de estos tipos y más cuando necesito una buena recarga de todas mis energías. En realidad, yo necesito un día al menos, completo para mi.

El colegio parece un manicomio de tanto estudiante corriendo de lado a lado de problema a dilema, la gente que llega con mochilas, libros, informes y proyectos de ciencias enormes como si fueran lo más cool, pero esa no es mi división. Lo que me Jode es que escucho todo. Mi maldito audio es tan fino, agudo que si alguien va para el baño lo escucho clarito al otro lado del edificio encerrado en un aula. Odio ser lo que soy, muchas veces lo he odiado o es que no puedo acostumbrarme a un caos escolar.

No sé cómo puedo lidiar con todo y vivir tantos años bajo esta presión. Será que mi cuerpo me estará obligando a darme una recarga porque no soporto nada a mi alrededor. Tomar clases generales para encontrar mi vocación fue un error, espero darme de baja pronto.

Cómo loco espere la noche al mismo tiempo que contaba las horas y minutos para irme a casa, terminar el día y recostarme. Los mareos son bien fuertes y cada vez constantes, no permiten enfoque, por más que quiera terminar con todo lo que tengo en el escritorio cada vez veo las posibilidades de irme en el carajo. Después de horas que parecieron días, llego el tiempo de irme. Tome la chaqueta del perchero saliendo a la calle por un taxi.

Mi padre, nos dio a mi y mi hermana la casa de Londres para vivirla. Por lo que no tuve que buscar apartamento. Antes vivamos todos juntos, pero gracias al nuevo sustento y los empleos de nosotros, tuvimos la suerte que nuestros padres nos dejaran la casa de Londres y se mudaran a la costa de Sussex, a Jane le ofrecieron un mejor puesto en otro hospital y a William mejor paga en otra universidad.

Rápidamente llegue, pague el taxi entrando directo cerrando la puerta a mis espaldas. Respirar el aroma hogareño, cuando pasas mucho tiempo lejos de casa la extrañas, añoras ese techo, el sofá, la comodidad que te brinda una cama, el confort de una buena comida y un buen baño. Apenas comí durante el día y los días anteriores que ya empezaba a tener algo de hambre. Sally casi nunca esta en casa como yo que apenas nos vemos y cuando pasa no pasamos tiempo de calidad. Ella y yo, seguimos el mismo camino, a la corta edad de 18 ya termino sus estudios y es asistente de un biólogo muy reconocido en Londres y yo, un simple estudiante que no sabe que vocación tomar.

Rumbo la cocina volví a tener un mareo, no uno leve como mayormente me da, esta vez fuerte llegando a perder el balance cayendo de pecho al suelo, por un segundo me desoriente al menos me recupere logrando levantarme apoyándome del mesón.

A paso lento llegue a la nevera sacando unas tiras de salmón y una ensalada de algas con pulpo. Así como las saque empece a comer. Puedo comer sin calentar o cocinarlas, descubrí que no me hace daño desde hacer tiempo y no me cae mal como otras comidas como el vacuno, la leche y ciertas comidas como las harinas. Devoré todo a mi alcance, procuré sentarme unos minutos en mi mueble preferido al lado de TV a bajar la comida. Nunca me ha pasado esto, al menos no tan fuerte.

No sé cuánto tiempo dejé pasar, cuando escuché mi celular sonar. Lo dejé que sonara todo lo que quisiera sin darle importancia. Pero el constante timbre una y otra vez chillando me hizo tomarlo de mala gana. Al ver la pantalla resultó ser Sally, me emocione por un instante aunque se que es por trabajo.

-qué pasó?!- hablé, tratando de sonar animado.

-Grey, no podré llegar hoy a casa, estaré hasta tarde con Byrne en el laboratorio-

-sabes- le interrumpí antes que siguiera - sería bueno verte de vez en cuando. - le informe.

-de acuerdo- le escuche tragar suave, seguido por colgar.

NARRADORA OMNIPRESENTE

Para Grey, todo comenzaba a darle vueltas, no era nada el levantarse e irse a estudiar, tampoco lo era divertirse pero conforme pasaban los años se cohibía de salir. Darse ese toque de cariño que su cuerpo necesitaba y clamaba. Desde que lo experimento una vez en su adolescencia sintió temor, se prometió jamás intentar Dejándose sucumbir al cansancio quedó dormido en el mueble sin más.

Keep my secretWhere stories live. Discover now