𝙲𝙰𝙿𝙸𝚃𝚄𝙻𝙾 𝙸

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"Yuji, necesito decirte sobre tus padres

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"Yuji, necesito decirte sobre tus padres."

"Detente, ya te he dicho que no quiero saber."

Era molesto, cada vez que venía de visita con su abuelo siempre sacaba el tema de sus padres. El chico no se dejaba de preguntar el por qué su mayor seguía insistiendo sobre ese tema, si a él nunca le interesaron sus padres todos estos años, ¿qué le hacía pensar que ahora quería saberlo?

"Yuji, por una vez escucha y haz lo que te dice este viejo."

No supo el por qué decidió quedarse callado y escuchar lo que él mayor tenía que decir. Tal vez fue simplemente curiosidad o algo más.

"Verás, no quiero que termines como yo."

Un suspiro de escapó de los labios del pelirrosa menor. No era la primera vez que escuchaba esa frase.

"Sé que te he dicho esto innumerables veces, pero, este viejo quisiera verte rodeado de personas que te hagan feliz, personas en las que puedas confiar. Así que por favor no estés solo y ayuda a las personas, es lo único que me mantendría en paz antes de morir."

Yuji solo asintió con una sonrisa, aunque un escalofrío recorriera su cuerpo. Pensar que el canoso frente suyo, que normalmente era pesimista respecto a su tiempo de vida, estaba viendo a futuro positivamente le hacía calmar sus problemas.

"Abuelo, si pudieras elegir un lugar para estar tu último día de vida ¿Dónde sería?"

"¿Qué es esto tan de repente?"

El viejo tenía razón, ese repentino cambio de tema le dejó algo desorientado.

"A mí me gustaría estar en un campo de fresas."

El jovencito habló sin importarle una respuesta por parte del contrario, mientras que el viejo trataba de acoplarse al nuevo tema.

"¿Enserio, esa era la razón por la que querías tener tu propio campo? ¿En dónde le encuentras sentido a todo esto? "

"Es solo ese olor dulce y ácido que provienen de las fresas, sus tallos, junto con la tierra humedecida. Eso me relaja."

"Ya veo. Creo que también me gustaría estar ahí antes de morir. Cuéntame más. "

El mayor de los Itadori esbozó una leve sonrisa, mientras el menor continuaba.

"Ver crecer tus propias fresas y después cortarlas es algo que simplemente me gusta, no sabría cómo explicarlo..."

El anciano no sabía si su cansancio estaba aumentando porque era cada vez más débil o si era por escuchar a su nieto hablar de algo tan enérgicamente, pero su cabeza comenzaba a doler y por inercia, a no querer sentir dolor, comenzó a prepararse para dormir.

"Abuelo, ¿me estás prestando atención?"

No hubo respuesta. El pelirrosa observó el pecho del contrario, y éste no subía y bajaba como normalmente debería.

𝚂𝚝𝚛𝚊𝚠𝚋𝚎𝚛𝚛𝚢 𝙵𝚒𝚎𝚕𝚍𝚜 | 𝚂𝚞𝚔𝚞𝙸𝚝𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora