𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 3: 𝕸𝖎 𝖇𝖆𝖗𝖈𝖔 𝖙𝖔𝖒𝖆 𝖘𝖚 𝖗𝖚𝖒𝖇𝖔

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El muchacho de cabellos azabaches y ondulados miraba su alrededor con desinterés, otra vez perdido en sus pensamientos, no prestando atención a aquella Sakratua que estaba mostrándole los modales de un omega de alta cuna. Le parecía completamente estúpido esas enseñanzas, no las veía como si le fuesen a aportar algo importante en su reinado; va a ser imposible para él vencer a contrincantes con una sonrisa falsa y estirando el dedo meñique mientras bebe té.

– ¡Príncipe Yoongi, ¿me estás acaso escuchando?! –habló la Sakratua molesta y cansada de la actitud del joven, no tenía remedio ese omega, le sacaba de sus casillas.

–Absolutamente que no –respondió el nombrado, sacándole un leve gruñido a la mujer consagrada de la religión. Yoongi sólo rodó los ojos irritado, ya sabía que se iba a venir una bronca y que se lo iba a contar de nuevo a su madre. La cosa es que ya ha pasado tantas veces que le da completamente igual.

–Usted es un irresponsable, jovencito, debería saber que así no va a contentar a su futuro marido, al próximo monarca del reino Veynorm. Tiene que aprender a ser un buen esposo –trató de mantener la calma mientras se acomodaba sus ropajes grises que la tapaban entera, parecía un saco.

–¿Y no podría aprender a ser un buen monarca y no convertirme en el amargado rey como mi padre? –soltó molesto por las mismas aburridas palabras que le soltaban, quería salir de esa maldita jaula de oro como fuese.

La Sakratua iba a reñirle a gritos, sin embargo se vio interrumpida por la voz de uno de los mayordomos, el cual venía con una postura estirada y elegante, como debía ser.

–Alteza, alguien está suplicando que le atienda –le comunicó el beta al omega, dejando al último extrañado ya que no le venía nada ni nadie a la mente que le estuviese pidiendo unos momentos de atención.

Yoongi sencillamente asintió y decidió no darle más vueltas y verlo ya con sus propios ojos. Se levantó, dejando a la omega ahí, y se marchó por donde le llevó el mayordomo; los dos en un completo silencio que no era incómodo.
Caminaron entre las paredes de roca hasta salir al patio interior, el cual en el centro tenía una hermosa fuente de mármol con la figura de una ninfa vertiendo el agua de una jarra.

–Ahí se encuentra, Alteza –el beta le mostró a ese joven de tez de canela y cabello largo y negro como el carbón. Pero no hizo realmente falta ya que su aroma dulce llamó la atención del príncipe, que ya se encontraba inhalando el aire como el lobo que es.

El señalado se giró y, cuando chocaron miradas los dos omegas, las galaxias de sus ojos se conectaron y sintieron como si de un golpe seco la respiración se les fuese y el corazón se les estrujase con pasión. Sus lobos comenzaron a arañar y gruñir en su interior, pidiendo a aullidos cercanía con el contrario, se sentían vivos y completos, como si comenzase a haber un nuevo sentido a su vida. Hago hizo "click" y se expandió por sus anatomías con velocidad, sus corazones ahora latían por el individuo que estaban admirando embelesados.
Se reconocieron en seguida, para ellos había sido imposible haber borrado al contrario de su memoria.

–¿Jungkookie? –el príncipe abandonó esa faceta indiferente que había adoptado para defenderse del dolor que le causaba estar encerrado en ese jaula. Sentía que sus ojos grises como la luna se empañaban, no podía creer que lo tuviese delante suya de nuevo.

–¡Yoonie! –el menor no dudó en ir hasta él y enrollar sus brazos en el esbelto cuerpo del mayor, tenía sus grandes canicas iluminadas como si ahí se encontrasen millones y millones de estrellas. El nombrado solo pudo corresponder a ese abrazo lentamente con las manos temblando, se sentía todo tan surrealista.

Se quedaron en un silencio mágico en que con solo simples acciones sabían mostrar lo tanto que se habían extrañado y ese amor tan intacto que se mantenía entre ellos. La cosa es que eso ya no era una hermandad, ahora era 𝘢𝘭𝘨𝘰 que no podían explicar exactamente, sin embargo sabían que ese "𝘢𝘭𝘨𝘰" conllevaba mucho sentimiento y apegamiento mutuo.

–¿Qué haces aquí? –habló el mayor, separándose con dolor de ese abrazo, pero sabía que ahora se debía mantener un poco las formas por el tiempo separados.

–Yo... –comenzó tímido el menor, rascándose la nuca con nervios –Me avergüenza pedirte esto, sin embargo... De verdad que lo necesito Yoongi y no quiero ser una molestia.

–Tonterías, tú dímelo –con un simple movimiento de mano le hizo ver al mayordomo que podía dejarlos solos y él obedeció. El príncipe comenzó a caminar y el omega de baja cuna lo siguió rápidamente, atraído por el aroma a vainilla y lavanda.

–Mis progenitores han fallecido –le dijo con el tono de voz más bajo de lo normal, agachando la cabeza sin poder evitarlo.

El de cabellos ondulados paró al instante la caminata y lo miró, entendiendo por donde iba el trayecto que estaba tomando el de tez de canela. Dudó unos momentos en que hacer, sin embargo al final le cogió el mentón y le levantó la mirada, mostrándole una mirada segura y comprensiva.

–Lamento mucho oír eso, tus progenitores eran seres divinos que este vasto mundo no merecía –le habló con un tono dulce a pesar de su voz grave –Tú y tus hermanos viviréis en el castillo bajo mi tutela, no tienes por qué preocuparte, no te va a pasar nada indebido aquí.

–Príncipe, no puedo aceptar la propuesta sin hacer algo a cambio por ti –le comunicó con sus tiernos ojos mostrando preocupación, no quería ser ningún tipo de molestia.

"¿𝘏𝘢𝘤𝘦𝘳 𝘢𝘭𝘨𝘰 𝘢 𝘤𝘢𝘮𝘣𝘪𝘰? 𝘠𝘢 𝘭𝘰 𝘦𝘴𝘵á𝘴 𝘩𝘢𝘤𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰, 𝘵𝘶 𝘮𝘦𝘳𝘢 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘢ñí𝘢 𝘮𝘦 𝘵𝘪𝘦𝘯𝘦 𝘦𝘭 𝘤𝘰𝘳𝘢𝘻ó𝘯 𝘦𝘹𝘱𝘶𝘭𝘴𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘮𝘪𝘭𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘦𝘮𝘰𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘶𝘯 𝘷𝘰𝘭𝘤á𝘯 𝘦𝘯 𝘦𝘳𝘶𝘱𝘤𝘪ó𝘯" –pensó el contrario inconscientemente, estaba agradeciendo a toda divinidad existente el regalo de la presencia de Jungkook.

–Pues entonces serás mi dama de compañía –decidió inteligentemente el príncipe: así podía tener todo el rato a su lado al omega y encima tendría feliz a la corte ya que se comportaba más como "𝘭𝘦 𝘤𝘰𝘳𝘳𝘦𝘴𝘱𝘰𝘯𝘥í𝘢"

Jungkook asintió con la cabeza, haciendo que sus largos cabellos de carbón se moviesen levemente dándole un aspecto más como tierno que no concordaba con la musculatura que lo tenía acomplejado al no ser como la que debería tener un omega. Yoongi le sonrió y él hizo lo mismo, compartiendo la misma complicidad que de niños mientras sus dedos meñiques se rozaban tímidamente.

"Mirarte fue como si el barco de mi vida hubiese encontrado el rumbo que le tocaba en este mar inmenso que me deja tan confuso"

"Mirarte fue como si el barco de mi vida hubiese encontrado el rumbo que le tocaba en este mar inmenso que me deja tan confuso"

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◗Sakratua◖
Significa "sagrado" en el idioma euskera. En este mundo se podría interpretar como "monja" o "septa", por eso decidí ponerles el significado de "sagrado" sin que sonase tan literal en el castellano.

□Si hay faltas de ortografía o gramática serán corregidas en un futuro□

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⏰ Última actualización: Jul 05, 2021 ⏰

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𝘛𝘩𝘦 𝘙𝘦𝘣𝘦𝘭 𝘗𝘳𝘪𝘯𝘤𝘦|𝘖𝘮𝘦𝘨𝘢𝘷𝘦𝘳𝘴𝘦|𝘠𝘒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora