Sarah, segunda interacción.

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Sarah

Apenas lograba distinguir a algunos de ellos, todos ya hace mucho habían dejado atrás sus días de juventud y ahora exhibían sonrisas cansadas y miradas vacías en sus ojos lechosos. Me saludaban alzando sus manos, cuya piel estaba deteriorada con la edad y luego se convertían en polvo.

Un sueño, una pesadilla como tantas otras que ya había tenido, pero sabía que en realidad se trataba de una visión del futuro que me esperaba. Sola, siempre sola, guardando un secreto por generaciones hasta el día en el que al fin pudiera descansar mientras el resto de mis amigos y familiares desaparecían uno a uno y se convertían en nada.

Aún era joven, debería suponerse que aún no supiera nada sobre la eternidad o lo que me esperaría cuando viera como todo cambiaba, como todos se iban, pero, para mi desgracia, convivía con algo que si y que me transmitía esa añoranza.

—Lo siento —me dijo.

—No hay problema —le respondí. Era verdad, ahora sabía lo que me deparaba, ahora sabía que no debía formar lazos con nadie si quería llevar a buen recaudo mi misión.

—¿De verdad crees eso, Sarah? —me preguntó él—. No entiendo mucho lo que sientes, pero si sé de soledad, conocí a un joven que la padeció y sé que en compañía es más fácil sobrellevarla, aunque te debas arriesgar al dolor.

—No importa, después de todo yo escogí este camino.

Me levante de la cama y salí de la habitación. El hábito que tenía de dormir siempre con mi ropa de viaje puesta a veces tenía sus beneficios, aunque después tuviera que soportar el olor cuando ya estuviera demasiado sucia.

Supire mientras bajaba las escaleras. Dos años transcurridos desde la batalla de Virelia y aún no encontraba una sola pista de lo que buscaba. Era normal, en realidad, puesto que era un lugar que se suponía oculto para el mundo, pero aún así era frustrante, ya que contaba con un tiempo límite. Sólo con Vordove podría entrar a la biblioteca, su esencia era indispensable para no morir al ingresar. Si Hill encontraba el templo antes que nosotros sería un desastre.

—Necesitamos apurarnos —dijo Vordove—. El atardecer rojo no tardará mucho en suceder y cuando pasé el hijo de la tormenta será la menor de tus preocupaciones.

—Señorita —me saludo una voz al bajar. Era el tabernero Fide'il, quien me entregó una carta sellada con un nombre inintengible escrito en la firma—. Están esperanla fuera.

Su voz transmitía desconfianza, aunque no era para menos, según sabía, el remitente producía esa sensación con cualquiera que se encontrara.

Era extraño que mi siquiera ibiese leído la carta que le mandé y solo viniera aquí, pero tratándose de él uno podría esperar cualquier cosa.

Afuera me esperaba un hombre vestido con una túnica negra muy gruesa, extraña debido al calor que hacía en esa parte del mundo, y cuyas facciones estaban cubiertas por las sombras de una capucha. Al acercarme él se destapó el rostro, mostrando una cara llena de cicatrices y unos ojos de rubí.

Charlenee, el cazador.

—Mis servicios suelen ser caros —me dijo, con un tono que no me dejaba distinguir si era una burla o hablaba de forma seria—. ¿A que se debe que me haya convocado la hija del espacio?

Miré al cazador, algo repugnada por lo que sabía de él, pero dado que la única otra persona que conocía las visiones de Kordove estaba muerta y acercarme al dios no era una opción, solo me quedaba ese sujeto.

—La Torre Escarlata tuvo una visión, algo que le hizo seguir a Xartos sin dudarlo —comenzó Vordove. Su voz, profunda y que hacía sentir a quien la escuchara una sensación de frío y miedo tenue, era lo mejor para este tipo de cosas—. Él nunca me dijo de que se trataba y en todo caso jamás pregunte. Pero ahora deben ser importantes. Si me, hijo de la vida y la muerte, ¿Que fue lo que vio la apostol de la llama?

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⏰ Última actualización: Apr 08, 2021 ⏰

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Theria , Volumen 7.5: CasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora