Hill
Cuatro meses habían transcurrido desde que la isla de Virelia se convirtió en un páramo desierto, y tras tantas cosas al fin se podía respirar un aire de tranquilidad.
—¿Y ya la fuiste a ver?
Yunei se sentó junto a mí en la banca, bajo la sombra de la estatua construida frente al castillo. En ella se podía apreciar a un lobo y, leyendo un libro recostado en su regazo, estaba la figura de un joven. Una placa se había colocado bajo ella, con el nombre de la figura: el niño genio y el lobo blanco.
Karla y Suzanna lloraron ante esas figuras, pero ambas se recompusieron gracias a mama Galia y a Yunei. Yo, en cambio, fui una desgracia, no pude hacer nada por ellas, más que solo ver de lejos, algo que tendría que haber hecho ya que fue mi culpa que ellos fueran a la isla y murieran, pese a lo que me dijeran ellas mismas. Aunque sabía bien que solo nunca podría haber hecho nada. Fue Fili quien, al final, se llevó la victoria.
—Seva a ir mañana, ¿no deberías, al menos, despedirte —me dijo.
No le pregunte de quien me estaba hablando. Ya Tyna, Clarisse, Karla y Nierya habían regresado a sus hogares. Lucil seguía visitando el castillo a menudo, pero ella vivía en otra parte de la ciudad. Suzanna y Mirya aún estaban ahí, pero rara vez salían de sus habitaciones. Su relación se convirtió en esos meses en la de una muestra y su alumna, pues, expresadolo en las mismas palabras que Suzanna, ella quería llenar el hueco que Fili dejó en el mundo. Por eso estudiaba sin descanso, día a día, noche a noche.
De Sarah no supimos más. No regreso de Virelia con nosotros y solo dejo una nota simple, junto a un orbe de comunicación.
"Comunícate conmigo cuando encuentres el templo"
Así que solo quedaba el grupo de Aria.
—La has estado evitando todo este tiempo, ¿no crees que es hora de cerrar todo?
Yunei tenía razón, era momento de avanzar.
De esa forma no me quedó más opción que ir a donde se hospedaba. En el camino logré ver que las calles se estaban llenando de vida, puesto que el festival de la ultima luna sería pronto. Tantos años habían pasado desde que estuve en uno que lo vi antinatural, como si no fuera algo para mí. Y tal vez así era, los planes de Siel me convirtieron en un ser extraño para el mundo. No importara como intentará encajar, no sentía nada real.
Bueno, una cosa si.
—¿Quieres que te acompañe? —me preguntó la elfa cuando llegamos a las puertas de la posada.
—Iré solo, tengo que hacerlo solo —le respondí.
Ella asintió y se dio la vuelta, aunque algo renuente. Pero al final regresó por donde habíamos venido.
Hice una profunda respiración y entre a la posada, dirigiéndome directamente a la habitación donde sabía que estaban. Usando todo el valor que me quedaba toque a la puerta, la cual fue abierta un segundo después por Minerva, quien me miró de arriba a abajo con el ceño fruncido.
—Asumo que vienes a ver a Aria —me dijo, abriendo la puerta por completo.
En la estancia se hallaban Aria, Cere, Cleam y ella, sentados alrededor de un pequeña mesa. Con un solo gesto Aria les indico que salieran, cosa que hicieron, dirigiéndose ella hacia el balcón. No dude mucho en seguirla, aunque estaba un poco renuente ante la perspectiva de estar a solas.
—Es extraño como ha pasado el tiempo.
Esas fueron las primeras palabras que pronunció. Ella miraba sobre la barandilla hacia la plaza, donde se comenzaban a colocar los puestos y adornos de la próxima fiesta.
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Theria , Volumen 7.5: Casa
PertualanganTodo se acaba. Las amistades se separan, los antiguos amantes se distancian... cada quien debe seguir su propio camino hasta que el destino dicte que se unan de nuevo. Este minivolumen de 5 episodios sirve como epilogo del volumen 7