La arena parecía ser una ciudad destrozada por una bomba nuclear, la cornucopia estaba rodeada por una especie de pantano demasiado fangoso, estabamos todos preparados para luchar.
Les hice una señal a mis hermanos para que corrieran y yo me haría cargo de todo. El cañon de inicio sonó, mis hermanos corrieron hacia la ciudad mientras que yo corría a la velocidad de un caracol gracias a la espesura del pantano, miré hacia atrás al estar a punto de llegar a la cornucopia y vi como unos tentaculos se llevaban a los demás tributos, al ver aquel acontecimiento apresuré el paso, tomé dos tomahawk un hacha...pero...¿y el arco?, una chica se lo llevo, por suerte la divisé y le arrojé un tomahawk a la cabeza recogiendo el arco y el carcaj.
Iba a salir de la cornucopia pero un cuchillo me paso rozando la cara, miré a la derecha y se encontraba esa engreída peliazul la cual me dijo:
-Te asesinaré ¡por mi hermana!-Al parecer la chica del arco era su hermana, su cadáver estaba a mi lado así que lo tomé para cubrirme de otro cuchillo, no me percaté antes de que la chica tenía una mochila, se la quité y salté al pantano escondiendome entre un montón de pastizales.
Salí del pantano a salvo sin que ningún otro tributo me pillara o el monstruo me encontrara. Me cruce el arco y guarde el hacha en la mochila, cuando levante la vista me percaté de que una de las compañeras del tipo rubio estaba siendo usada como carnada por el para zafarse de una especie de quimera entre un perro y un león. Sus gritos eran desgarradores, ver como esa quimera desgarraba sus piernas era horrible así que me pare del suelo y salí corriendo. En dirección al bosque, el lugar totalmente contrario al cual mis hermanos habían huido. Corrí y corrí hasta que no pude más, sabía que debía entregarles las armas pero el.miedo me invadió completamente. No podía regresar a ese lugar, no podía regresar a ese baño de sangre. Me recoste en un árbol a tranquilizarme, a olvidarme de lo sucedido...
/En la ciudad /
-Dónde estará? - decía una chica de cabello Negro y ojos esmeralda
-No lo sé, pero debemos confiar en el - le contestó un pelinegro con los mismos ojos
-Sabía que era una mala idea dejar que el se encargará! - le contestaba preocupada
- Por ahora debemos esperarlo, si no llega en 5 minutos iremos a buscarlo- le contestó.
- Dios, rápido cierra la puerta!- grito la chica
-Mierda!- gritaba él mientras trabavan la Puerta que estaba siendo empujada por una manada de mini quimeras...7:45 Am
Me desperté sobreexaltaldo de la pesadilla que había tenido, había soñado que Zagu y Juliette eran devorados por esa quimera y lo peor de todo es que YO era la quimera... Fue entonces cuando abandone todos mis miedos y me dije a mi mismo que me esperaban monstruos peores que eso y que yo podía vencerlos a todos. Cuando me dirigía a la ciudad el rubio de antes iba corriendo cubierto de sangre de un nido de rastrevispulas. Aproveche que estaban concentradas en el para entrar en la ciudad que parecía un "accidente nuclear" como dirían los políticos. Lo último que vi de mis hermanos fue que se dirigían hacia una casa de dos pisos, así que comencé a buscar por ahí.-Juliette?...Zagu?...-Dije cuando depronto oí un grito de horror proviniente del 2do piso y sonó el cañon, subí rápidamente y me encontré con dos sombras, "me pregunto si seran ellos" pensé. Eran una mezcla de murcielago y humano, me apresuré a tomar mis armas y arrojarselas para partirles la cabeza.
Me acerqué al cadaver que estaba junto a ellos y no, gracias al cielo no era ninguno de mis hermanos, me quedé en esa casa por el rato y muchos ruidos, gruñidos y gritos de monstruos se oían a lo lejos, no me atrevía a salir, aunque miraba por la ventana y no divisaba a ningún noctambulo...pero al ver a una tienda de suministros varios pude encontrar luz.
-Son ellos-Musité, fuí a ver por la puerta trasera de la tienda la cual parecía un laberinto totalmente insuperable.
Traté de encontrar de donde provenía esa luz que extrañamente no parecía de fuego, estuve más de quince minutos intentando, hasta que por fín llegué.
Me acerqué lentamente y al llegar no podía creer lo mis ojos estaban viendo, estaba aterrorizado, las lagrimas caían por mis mejillas, no supe como reaccionar ante aquella situación...