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Flashback.

—¿Y quién es el cumpleañero?

—Cumpleañera. —comenta Felix poniéndose unos leggins con estampado de etiquetas de refresco y unos tenis con alas enormes de diferentes colores—. Se llama Iseul, es una vieja amiga. Te agradará, tal vez finalmente puedas usar eso a lo que llamas pene.

Le lanzo un cojín a la cara y ríe mientras acomoda su cabello.

—Como sea, sólo iré porque cantarán algunos covers, ¿cierto?.

—Nuestro fan número uno. —dice poniendo los ojos en blanco y riendo—. Vámonos ya, Chan me odiará si lo dejo en una fiesta con desconocidos.

—Yo también lo haría.

—Pero Chan es Chan, tú eres tú.

—El conocimiento es poder, amigo.

—Déjame en paz. —ríe y bajamos las escaleras para comenzar a caminar hasta la casa de la chica.

—Pronto sacaré mi licencia.

—Tienes dieciséis, idiota. —me burlo.

—Tú también, Minho.

Llegamos a una casa grande de un vecindario lejano. Había gente fuera y dentro de lugar.

—Voy a buscar a Chris. —habla Lee mientras marca el número de su amigo.

—No, no, no Le... —pero es tarde, se ha puesto el celular en la oreja y ha caminado dentro de la casa.

Hay gente mayor que yo por todos lados, algunos con latas de refresco y otros con vasos rojos donde apostaba que no había más refresco.

Miro la calle y finalmente decido entrar a la casa, convencido de que Han no regresaría a buscarme.

Hay mucha más gente que afuera. Los observo y no sé qué les parece tan divertido. Algunos ríen, otros bailan al ritmo de alguna canción que suena, la cual no logro reconocer.

—¡Minho!.

La voz de Christopher me relaja. Lo busco entre la multitud y lo encuentro con un brazo arriba y un vaso del que tira un poco del líquido que lleva.

—¿Dónde está Lixie?. —me pregunta.

Su aliento huele a alcohol.

—Creí que estaría contigo, te llamó. —respondo, alejándome de él.

—Me quedé sin batería... Toma, idiota, diviértete. —me ofrece un vaso y acepto sin interés, pero sonrío.

—¡Ahí está!. —la voz de Lee se escucha detrás nuestro.

Ambos volteamos y vemos a Felix, quién tiene a una chica cargada en sus brazos, la cual se ríe mientras bebe de su vaso.

—Hey... —los miro confundidos con una ligera sonrisa.

—¡Felices diecisiete, Iseul!. —grita Felix una vez que la deja en el suelo, frente a nosotros.

—¿E-Estás bebiendo?. —pregunto.

—¿Qué? Esto... —señala su vaso—. No, es sólo red bull. —me sonríe.

—Oh... —digo—. Me encanta el red bull.

—Honnie, ella es Iseul, la cumpleañera. E Iseul, él es Minho... El idiota.

—Gusto en conocerte, Iseul la cumpleañera.

—Lo mismo digo, Minho el... Minho. —ríe.

—Chan, ven conmigo, hay una chica a la que tienes que conocer.

—Pero tengo novia... Ay, como sea, vamos. —habla, tomando de su vaso y siguiendo a Felix.

Me quedo congelado por un momento. Iseul bebe de su vaso y aún me sonríe, esperando a que diga algo.

—¿Cuando cumples años?. —cuestiona.

—El once de agosto ¿y tú?

Iseul ríe, levantando los brazos hacia la fiesta.

—¿Me lo preguntas aquí? ¿En mi fiesta de cumpleaños? Oye, amigo, no lo sé. —suelta una carcajada.

Mis mejillas se encienden y quiero golpearme a mí mismo, pero al final termino riendo con ella.

—Lo siento, lo siento. —finjo limpiarme una lágrima—. Mi ignorancia puede ser grande.

A partir de ese día ambos nos volvimos mejores amigos. Pero no como Chan y Felix. No.

Había una conexión diferente entre nosotros.

Nos gustábamos mutuamente pero ninguno daba el primer paso. Hasta el cuarto mes de amistad, cuando le regalé una flor y la besé de sorpresa.

Nunca le pregunté si quería ser mí novia, ella nunca me lo preguntó a mí. Sabíamos que éramos pareja sin siquiera decirlo, éramos el uno para el otro, técnicamente.

Hasta que ella tuvo un accidente de auto.

No fue nada grave, me molesté con ella por no tener cuidado. Ya llevábamos casi tres años de noviazgo y no fue hasta entonces cuando el doctor me dijo algo sobre ella, algo que ni siquiera ella sabía.

Algo que me hizo irme de Seúl por tres años, casi cuatro, y aunque haya vuelto, eso no puede cambiar.