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—¿Qué?—pregunta Han con un suspiro. He dicho esas seis palabras tan bajo que no sé si las dije o sólo fue en mi cabeza.

—Nada. —sonrío un poco a pesar de que no nos veamos.

Es costumbre ahora dejar nuestras frentes juntas. Siento el aire que sale de su boca chocar contra mis labios. Siento un cosquilleo en el estómago, tal como un adolescente estúpido. Aunque debo recordar que en realidad estoy con un adolescente y sé que se siente prácticamente igual.

—No tienes que besar para saber que alguien te quiere o te aprecia. Es algo que simplemente se siente. —le informo y retrocedo un poco cuando noto que estoy tan cerca que podríamos volver a besarnos.

Me llega esa linda sensación de que sonríe y lo siguiente que siento es que deja caer su cabeza con suavidad sobre mi hombro.

Entonces, finalmente abro los ojos y observo la simple vista que tengo enfrente; un escritorio lleno de papeles y parte de los omóplatos de Jisung.

Subo mis manos y abrazo su pequeño cuerpo contra el mío. Él rodea mi cuello con sus brazos y siento sus pestañas rozar mi piel cada vez que parpadea causándome una ligera comezón.

—Gracias. —musita y esconde su rostro en mi cuello.

—Está bien. —acaricio su espalda—. ¿Estás cansado?.

—Si no nos pusiera a correr tanto, tal vez no lo estaría. —dice, ambos reímos un poquito.

—Puedes dormir un poco aquí, veré a Iseul más tarde. Y mientras tanto terminaré de hacer algunas cosas. —informo.

Jisung levanta su cabeza y veo su cabello pegado a su mejilla enrojecida. Él asiente con la cabeza y se quita de mi regazo para sentarse a un lado mío mientras se talla los ojos.

—¿Estás bien?. —pregunto cuando noto que aún tiene los ojos lagrimosos.

—Sí. —contesta y luego mira el escritorio—. No creí que ser entrenador conllevara papeleo.

—Más de lo que crees. —le digo y suspiro dejando caer mi cabeza en el respaldo.

—¿No está cansado usted?.

—Deja de hablarme como a un señor. —niego—. No estoy cansado, y tengo que terminar de trabajar. —contesto a su pregunta, encogiéndome de hombros y con una pequeña mueca.

—Debería descansar, también puede dormir. —sonríe inocente y entiendo, así que río ligeramente.

—Ven aquí, Hannie.

Él sonríe un poco más. Estira sus brazos para abrazarnos mutuamente y dejarnos caer en el sillón. Él del lado del respaldo y yo dándole la espalda al escritorio.

—¿Feliz?. —pregunto.

Su frente quedó al nivel de mi barbilla y nuevamente siento su aliento acariciar mi piel. Sus manos aprietan mi camisa y cuerpo contra el suyo, luego pone una pierna sobre la mía y asiente con la cabeza.

—Qué confianza. —río ante el acto y cierro los ojos.

—Gracias... de nuevo. —sonrío más después de que ríe un poco.

—Ya deja de agradecer. —pido y me junto más a su cuerpo cuando siento que me voy a caer por el borde del sillón—. Sólo hiciste que mi flojera aumentara y ahora tendré más trabajo. —me quejo.

—Perdón. —ríe un poco más.

Estoy apunto de hablar, pero decido callarme y comenzar a pensar. Aquí. Con Jisung abrazándome y todo en su lugar, nada puede evitar que en mi cabeza evite lo que está pasando, no ahora.

Me gustó besarlo está vez, ¿qué haré? ¿engañarme? Siento vergüenza de mí mismo, pero no estoy seguro de que sea por besarlo. No. Me siento expuesto, como si ahora todos lo supieran y usaran eso para atacarme. Me siento como un maldito borracho en rehabilitación que se niega a creer que es alcohólico, en este caso, gay.

¿Así se sienten todas las personas al darse cuenta que son gays? Ni siquiera sé si lo soy. Me gusta Jisung, y si me pongo a pensar en él, puedo confirmarlo fácilmente. No sé cuándo pasó, no sé por qué, pero honestamente ya no me importa, cuando te gusta alguien no puedes hacer mucho para que te deje de gustar, y a mi Jisung me gusta aún sabiendo como es su vida, como es cuando está molesto, feliz, enojado o triste, conozco suficiente de él como para que pueda decir algo que desmantele todo.

Han se remueve un poco y noto que está cayendo en el sueño, así que no me muevo mucho y sólo trazo círculos en su cabello.

¿Qué dirían Chris, Hyunjin y mis amigos en general? Se burlarían, me darían sermones y todo el tiempo me fastidiarían. Ni hablar de mi familia. No sé si mis padres y hermanos son homofóbicos, nunca tocaron el tema conmigo. Pero no quiero ser una más grande decepción para ellos. Tengo suficiente con el odio que me tienen por abandonar a Iseul e irme lejos.

El cuerpo de Jisung se vuelve más ligero, pero al mismo tiempo más pesado. Se quedó sobre mi brazo hasta que éste se durmió y tuve que levantarlo con cuidado para sacarlo y no despertar a Jisung. Aunque al final termino levantándome del sillón y dejando que el brazo de él caiga directo al piso.

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