Capítulo Cuarenta-Siete

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Había un fuerte estado de lucidez en todos, Jairo luchaba por mantenerse en pie, pero Kyo podía sentir como el cuerpo del italiano cada vez se volvía mas pesado y difícil de llevar por el inestable terreno, indicando que estaba cediendo.

Esto fue preocupante para Jeong y Lee, pues aunque estaban a unos pocos metros y ya podían vislumbrar el lago, era evidente el deterioro que sufría Coppola, su temperatura corporal era alarmante, visiblemente mas baja que el resto de ellos.

─ Necesitamos llegar a esa maldita cabaña pero a la voz de ya

─ Aun así tenemos que llegar al río y subirnos en un bote, falta ver en donde mierda podrían estar, ¿Deberíamos detenernos?

─ No, tenemos que pensar en otra cosa ─Seung detuvo su andar, sintiendo que el esfuerzo físico fue considerable ─ Espera aquí, recorreré el resto y buscaré un bote para volver por ustedes es la forma mas rápida y efectiva en la que puedo pensar ahora

Kyo iba a rehusarse, pero cuando vio que el cuerpo de Jairo colapso sin previo aviso, supo que ya no tenían muchos recursos disponibles, miró al frente mientras que con ayuda de Seung acostaban al italiano en el suelo.

No era mucha la distancia, siendo honestos, podía ver perfectamente el río e incluso un poco del otro lado, la idea del detective no era alocada, pero si arriesgada, mas viendo que el estado de Jairo había llegado hasta ese extremo, una medida desesperada era requerida.

─ De acuerdo, te veré desde aquí, solo date prisa y no te alejes mucho del campo de visión

─ Lo entiendo, cuida de Jairo y trata de que entre en calor, a este paso morirá de hipotermia ─aconsejó el mayor a lo que Lee asintió

Sin mas, Kyo vio partir a Jeong, desplazándose por el tramo que faltaba por recorrer hasta llegar a la orilla del río, con ayuda de su linterna empezó a buscar un bote que los cruzara del otro lado, siguiendo las indicaciones que estaban escritas en el plan de escape que se les proporcionó a todos.

Un gemido débil y lastimero atrajo la atención del joven empresario automotriz, Jairo se removía lentamente, no lucía en lo absoluto bien, Lee tocó con el dorso de su mano la frente de Coppola, haciendo una mueca en preocupación al sentir como la temperatura seguía bajando.

Con cuidado, abrazo a Jairo, tratando de proporcionarle calor de esa forma, vio que el viento tenue soplaba de costado, por lo cual arrastró al menor hacía una piedras que formaban una semi cueva.

Cuando ingresaron en el interior, se sintió un poco mas cálido, quizás porque el viento no llegaba ahí dentro, volvió a acurrucarse con el italiano y se mantuvieron así por un rato algo largo.

El agotamiento y las condiciones del clima hicieron que Kyo comenzara a dormirse, dormitaba unos pocos segundos antes de despertarse para volver a caer en lo mismo.

Revisó el estado de Jairo, notando que seguía igual que al principio, aunque la temperatura en su cuerpo subió unos grados, lo cual le dio un cierto alivio a Lee, debían llegar a la dichosa cabaña y tratar de elevar las defensas del menor.

─ D-duele, es i-insoportable ─gimió entre sollozos suaves, entrando en una etapa breve de lucidez

─ Resiste un poco mas, ya casi estamos ahí, te pondrás mejor pero tienes que poner de tu parte ─Lee hizo lo que pudo para tranquilizarlo, aunque era difícil cuando no tenía mucho experiencia en ello

Siempre fue su madre quien los calmaba a su hermana y a él cuando algo estaba mal, nunca vivió una situación así con nadie, Jairo era la primera persona a la que consolaba y le rogaba que aguantara solo un poco.

Lujuria y PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora