Capítulo Veinte

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Una cachetada resonó en la estancia, la cara de Tae estaba volteada a la derecha, su mejilla comenzaba a arder debido al impacto.

Su padre, o mejor dicho, el hombre que volvió miserable su vida lo miraba con odio total grabado a fuego en sus ojos negros.

Kim sabía que debía de enfrentar la ira de su padre solo.

La habitación solo estaba iluminada con la lámpara en el escritorio, todo lo demás se volvía oscuro, las cortinas cerradas impedían el paso a la luz exterior, privando por completo la oportunidad de escapar.

─ ¿Con que ahora eres la nueva puta de Young? ─su padre se acercaba de manera feroz hacía él, haciendolo retroceder

─ Yo no soy la puta de nadie

─ ¿Ah no? ─el hombre soltó una fuerte carcajada que se perdió en la habitación ─ ¿Entonces que eres? ¿Su esposo?

─ Si soy o no, no es de tu incumbencia

─ Oh claro que lo es ─siseo su padre ─ ¿Te gusta que un hombre te coga? Bien, entonces 

El malvado hombre empujo a su hijo al sofá bruscamente, haciendo que se golpeara la quijada con el descansa brazos de este, causando un gemido de dolor.

Pronto, Tae sintió como su short era tirado con fuerza junto a su boxer, quedando su trasero a la voluntad de su padre, el menor cerró sus ojos, no quería llorar, después de todo, él ya estaba acostumbrado a este tipo de trato.

Para eso había nacido, ¿no?.

Sintió las manos de ese hombre recorriendo su cuerpo con total morbo y se obligo a tragarse el asco que sentía, a pesar de los años, él jamás se acostumbraría por completo a esto.

Su camisa fue rasgada ferozmente, pronto y sin previo aviso, sintió un latigazo en la espalda desnuda, haciendo que la arqueara y gritara por el dolor.

No se había recuperado de esa, cuando volvió a sentir ese horrible dolor de nuevo, las lágrimas ya se asomaban por sus ojos, pero se negaba a soltarlas.

─ Sigues siendo tan bueno en esto ─susurró aquel hombre, para después pasar sus dedos por las marcas que ya comenzaban a sangrar

Los ojos negros veían con total placer y satisfacción las marcas rojas en el cuerpo blanquecino de su hijo, Taeyung había resultado ser el mejor en aguantar el dolor.

─ ¿Te gusta verme así maldito bastardo? ─gruño el menor, recibiendo una fuerte cachetada de nuevo

─ Cuidado con esa boquita ─el hombre sonrió de manera maliciosa y antes de que Tae pudiera reaccionar ya estaba de rodillas ante la entrepierna de su padre ─ Parece que tendré que enseñarte los modales de nuevo

El sonido de una cremallera siendo bajada lleno el repentino silencio, el hombre miraba desde abajo a su hijo, quien solo se dedicaba a tragarse las ganas de maldecirlo por su propio bien.

Una vez que vio el boxer de su padre y sintió como sus dedos se enrollaban en su cabello, tirando ligeramente de él, solo suspiro y sus manos se movieron de manera automatica a esa zona.

Kim ya sabía a donde iba esto y para ser sincero, era lo que mas odiaba de su familia.

─ Si pudiera verte como yo lo hago, entenderías mas tu lugar en este mundo ─su padre lo tomo del cuello y lo chupó, dejando una marca en el ─ Eres una puta al final de cuentas, una que tengo la fortuna de gozar cuando yo quiera

Tae entendió que ya no había forma de negarse o de protestar, él estaba hecho para esto, después de todo, ¿que no era esto lo mismo que hacía con ese sexy juez?

Lujuria y PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora