Capítulo 1.

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Narra Macarena:
Es un Domingo por la mañana mi padre me trajo a casa unas cuentas desde la empresa familiar la cual fue fundada por mi tátara abuelo cuando el falleció se la dejo a mi abuelo y con el pasar de los años él le dio el cargo a mi padre.

Leopoldo: Venga, hija no es tan difícil -Esperando que la niña resuelva unos ejercicios-

Macarena: Si no son tan difíciles hazlos tú, tan solo tengo 17 años, papá -Frustrada por la situación-

Leopoldo: Yo los hago en unos segundos pero quiero que aprendas, a tú edad yo ya ayudaba a tus abuelos con las cuentas, mira a tu hermano, desde los 8 años que se está preparando para después tomar mi lugar. No te veo muy interesada en la empresa familiar.

Macarena: Porque a mí no me gustan los números, ¿Y por qué Ángeles no está aquí también, eh?

Leopoldo: Porque tu mamá la llevó a comprar las cosas para la escuela que son para ustedes tres. Ya no reclames más y termina el ejercicio.

Macarena: ya no reclames más y termina el ejercicio... -Dijo copiando a su padre y suspirando pesado mientras se concentraba para poder terminar lo que su padre le estaba obligando hacer-

Leopoldo: Ya vengo... - dice al escuchar el sonido de su teléfono-

Macarena: -Tomó el cuaderno de los ejercicios y fue hasta la habitación donde se encontraba su hermano- Román, ¿Me puedes ayudar en esto, por favor?

Román: Déjame ver -viendo el ejercicio- Este es fácil... claro si ya entiendes de porcentajes, estimaciones y otras movidas más, lo que no entiendo es... ¿Por qué papá te hace que lo resuelvas si aún no te explican esto en clases?

Macarena: Ni yo se, el dice que quiere que yo aprenda... pero tengo una teoría...

Román: ¿A si?, ¿de que se trata?

Macarena: Como eres el mayor y además de que mostraste gran interés en esto desde pequeño, nuestro padre cree que nosotras también, ¿No te jode? -puso los ojos en blanco-

Román: Maca... -la miro serio- no hables así

Macarena: Pero es la verdad... Ángeles es la que se salva, es tan buena para los ojos de papá que solo se tiene que dedicar al cole y a las cosas de la casa -frunciendo el ceño-

Román: -La abrazó acariciando su cabeza- Ya, ya, enana, entiendo tu enojó, pero sabes que le hace ilusión a nuestro padre que en el futuro nosotros seamos los dueños de este imperio, si lo llamamos así...

Leopoldo: ¿Maca, dónde estás? -llegó a donde estaban- Que bonita escena... ¿Ya terminaste?

Macarena: Eh.... -en eso su hermano habló por ella-

Román: Papá, creo que están llamando a la puerta...

Leopoldo: Tienes razón, gracias, hijo -fue a la puerta-

Román: -Resolvió el ejercicio- ten, dile que solamente viniste a asegurarte que estuviera bien ya que él estaba en una llamada -le dejó el cuaderno en sus manos y le sonrió-

Macarena: Gracias! -Lo abrazó fuertemente, le dio un beso en la mejilla y se fue a la oficina de su padre, quien estaba acompañado de un hombre con un maletín- Disculpa.. ya te traje el ejercicio...

Leopoldo: Ehh.. si, déjalo en la mesa y sal, tengo un asunto que ver con este señor... -dijo un poco nervioso y puso una sonrisa para que no hubieran sospechas de parte de su hija-

Dulce Amor - ZurenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora