Eren tiene una buena idea de cómo se contraen sus músculos cuando Armin se lanza a sus interminables discursos sobre el mar y el mundo fuera de las murallas, y la forma en que su corazón se acelera cada vez que su lengua hace clic contra su paladar, a el simplemente le encanta su forma de hablar, como mueve sus labios, y podría seguir
Cuando las pestañas de sus ojos azules tocan su piel, y cuando Armin sonríe con tanta fuerza que aparecen dos hoyuelos en sus mejillas. Eren sabe que Armin está feliz, después de todo ellos se conocen desde pequeños, ellos saben cuando uno miente, cuando están tristes...
...Y sobre todo cuando están felices.
Armin Arlert no sonríe mucho, y no es porque este triste, es porque habla demasiado para tener tiempo para hacerlo. Entonces Armin no sonríe mucho; solo cuando Eren roza sus dedos entre los suyos, el aire de por accidente que sucede con demasiada frecuencia para ser realmente uno; y también cuando Eren deja su lugar principal y pasa demasiado tiempo sobre su frágil hombro.
Eren, no toca a nadie exepto por sus amigos cercanos y no deja que nadie lo toque. A veces, apoya la cabeza en el hombro de Armin, con insustancial fatiga y vulnerabilidad, con los párpados revoloteando como si estuviera a punto de colapsar; los tirantes de la ropa de Armin rozan su barbilla y Eren no dice nada, y entre miles de parpadeos, Eren deja que sus ojos vaguen sobre el libro que leía de pequeños cuyas paginas Armin acaricia, sin poder acariciar la piel de Eren. Estos momentos son verdaderos tesoros.
Armin, piensa en la piel de Eren suficientes veces al día como para querer tocarla. La piel de Eren es blanca y podría ser un poco áspera; un poco seco, bastante brusco. Estas son solo conjeturas, porque Armin lo ha tocado muy pocas veces para saberlo. Armin, cree que la piel de Eren es severa: lo vio, en cualquier caso; cada vez que regresaban de una misión juntos, y sus ojos se demoraban demasiado en la mano de Eren.
Entonces Armin quiere tocar a Eren y no hace nada al respecto. A veces, Eren viene solo: hay unos segundos de dulzura e intimidad, y dedos tocándose y besos inútiles en la frente a altas horas de la noche que Armin no sabe que existe. Eren no quiere que su piel toque la suya, por una razón que Armin ignora. Y podría haberlo molestado, si Armin no estuviera mirando a Eren Yeager con tantas estrellas en los ojos. Y sus estrellas, brillan en el cielo amoroso . Armin Arlert no encuentra la dulzura de Eren Yeaeger en sus besos: solo en miradas preocupadas, en susurros, en pequeños secretos.