¿Qué harías si la responsabilidad de obtener la gloria eterna recayera en tus pies? ¿La desperdiciarias o la obtendrias cueste lo qué cueste?... Ese dilema se presentó en la mente de un joven mientras disputaba una final de un torneo de fútbol de salón frente al mejor equipo de la ciudad. El jóven estaba a 3 pasos de definir el destino de su equipo.
Tomó el balón y casi como si le estuviera hablando le dió un pequeño beso volviendolo a acomodar. El arbitro se acercó a dar las indicaciones del protocolo pero el jóven estaba demasiado concentrado como para darle importancia por lo qué sólo asintió, a continuación el mismo protocolo fué explicado al portero del equipo rival qué miraba al jóven con una mirada asesina y llena de rabia, todo para ocultar su nerviosismo.
El arbitro se acomodó en su lugar y el portero comenzó a darle rienda a sus juegos mentales.
"No vas a pasar de mí..." "Eres malísimo..." Fueron algunas de las cosas qué salían de la boca del guardameta.
El joven esbozo una ligera sonrisa cómo si supiera qué el destino ya estaba escrito. En su mente todo aquello qué ocurría alrededor le era irrelevante, el sonido de las gradas desapareció, el arbitro y el portero también, sólo había un arco con una figura conocida para él jóven, aquella figura susurró algunas cosas y el arbitro dió rienda suelta a la moneda del destino al pitar con su silbato.
El joven dió tres pasos y con una enorme sutileza encorvó el pie dándole de lleno a dónde antes había plantado un beso... El esférico tomó una parábola bastante pronunciada mientras se abría paso hacía a la portería, todo indicaba qué iba a terminar allí, pero... Una alarma sonó.
- ¿Qué...? - expresó sorprendido un niño qué seguidamente le dió un golpe al aparato metálico para qué se apagase y así descansar un poco más. Por desgracia volvió a sonar. - Está bien, ya oí... - expresó con Molestia mientras se levantaba de la cama.
Mientras se terminaba de despertar recordó un acontecimiento bastante importante de ese día. Era nada más y nada menos que su último día de primaria, sus ojos se iluminaron como dos estrellas y cepilló sus dientes con una velocidad inhumana. Volvió para ponerse su uniforme.
- Yota, apúrate o llegarás tarde - dijo su abuelo desde el primer piso.
- Enseguida bajo - afirmó Yota mientras terminaba de alistarse.
Bajó de un salto por la escalera.
- ¡Buenos días! - Expresó con una sonrisa de oreja a oreja.
- Oye tranquilo, me matarás de un susto... - dijo un anciano soprendido por la actitud de su nieto. - Tu desayuno está en la mesa, cuándo lo termines te llevaré a la escuela - dijo el abuelo dirigiéndose a sacar la basura.
" El tiempo si qué pasa volando... Su hijo ha crecido, ¿Lo pueden ver, Hana, Touya-kun?..." Pensó el Abuelo de Yota con una sonrisa un tanto melancólica mientras su mirada se perdía en el cielo.
- ¡Abuelo! ¡Vayamonos! - Salió Yota totalmente emocionado.
- Este niño... Bien, súbete - dijo el abuelo mientras se subía a su camioneta.
- ¡Bien!... - expresó Yota qué estaba a punto de subirse pero notó qué cierta chica también estaba saliendo de su casa. - ¡Hori-san! - Gritó Atrayendo la atención de la niña.
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Una última vez... (Horimiya)
RomanceSeguiremos la historia de Yota Toshidori, un chico que perdió a sus padres en un accidente automovilístico cuando era niño, por ello termina viviendo con sus Abuelos. A Yota no le afectó mucho la perdida de sus padres puesto que sus abuelos hicier...