-Oye, ¿podría preguntarte algo?
-Dime -Paco respondió sin mirar directamente a Gabiriel, pues estaba pendiente de su teléfono, quizá a la espera de algún mensaje del que su amigo no estaba informado.
-¿Cómo sé si soy marico? -Gabiriel dijo la palabra con m así que si no resultaba ser bisexual tendríamos motivos justificables para cancelarlo- Es que me encantan las profes, pero... -Notó cómo la mirada de Paco se despegaba de su móvil para dirigirse directamente a los ojos de Gabiriel:
-¿Te gusta un varón? -Gabiriel se limitó a mirar hacia abajo y juntar la punta de sus dedos índices, acción a la que Paco respondió con la frase "Deja de creerte shy".- Me tomaré eso como un sí. -Los ojos de Paco volvieron a su teléfono.
-No sé si me gusta, pero es que tengo sueños bien eróticos...
De manera rápida, la conversación se desvió a otros temas más superfluos. Pero, en realidad, ambos seguían pensando en lo mismo. Gabiriel se preguntaba, ¿cómo podía diferenciar el amor del morbo? Y Paco, por su parte, ¿quién era el protagonista de las más oscuras fantasías que rondaban el gordo cerebro de Gabiriel?
Al día siguiente, el horario empezaba con clase de valores éticos. El profesor llegaba tarde, y con un aspecto no muy digno de alguien que deba trabajar con menores de edad: espalda encorvada, boca babeante, ojos pequeños y brillantes, como si los de una rata se tratasen, y un característico olor a un probable semen seco que echaba para atrás a todos los alumnos y compañeros de trabajo. Preguntó que quién no había venido ese día a clase, pues debía apuntar su falta, y la voz que contestó fue la de Davod.
-Cros no ha venido, profesor. - Gabiriel no pudo evitar fijarse en lo guapo que le parecía su compañero, recientemente nombrado delegado de la clase. Quizá no solo le gustaba Akuchi. Quizá realmente le gustasen los hombres. O incluso quizá no le gustase ninguno de los dos, solo quería ser como ellos. Al fin y al cabo, y al contrario que Gabiriel, ambos tenían un cuello bien formado y con una forma que este solo podría definir con una palabra: erotismo.
La mirada de Davod se encontró momentáneamente con la de Gabiriel, a lo cual este solo pudo reaccionar sonrojándose. Pero el delegado era conocido por tener un gran don de gentes, pues así se convirtió en el más popular del instituto, y contestó de forma silenciosa a su compañero con un guiño de ojo después de apartarse su flequillo castaño.
Gabiriel volvió a dormirse durante aquella clase, pero esta vez no por error: nadie en su sano juicio pretendería aguantar despierto las infumables charlas de aquel hombre autodenominado profesor cuyo nombre era desconocido para los alumnos. Y, a decir verdad, tampoco les interesaba sabérselo.
Esta vez, soñó que estaba tumbado en un bosque lleno de distintas plantas de fuerte olor. Había un par de compañeros interactuando entre ellos en ese mismo bosque. Sin saber por qué, Gabiriel identificó que se trataba de una excursión escolar. Vio como Davod charlaba en tono jovial con su mejor amiga Norus, una chica de pelo ondulado y tez morena, igual de popular que él incluso con zu personalidad más callada y, por instantes, agresiva. Moniel y Uris rezaban un rosario, nada fuera de lo común pues su personalidad se basaba un 90% en su creencia religiosa. El otro 10% se limitaba a perrear música cristiana por parte de Moniel, y desaprobar esos obscenos bailes en el caso de Uris.
Gabiriel se dio cuenta de que había una chica sola, sentada al lado de un árbol. Esta giró su cabeza mirando fijamente a Gabiriel, y pudo apreciar que esa mujer de pelo castaño y flequillo no se trataba de otra que Xupia.
Nuestro pequeño protagonista procedía a levantarse para hablar con aquella atractiva compañera de ojos color cielo cuando abandonó esta intención al notar que Akuchi se posaba a su lado y abría la boca para hablarle:
-Huele bien, ¿no crees?
-Un poco fuerte para mi gusto. ¿Qué son estas plantas exactamente?
-Me han dicho que son árboles de orégano.
Gabiriel no tuvo tiempo de plantearse si eso era cierto o no, cuando se quiso dar cuenta la sirena le despertó de forma repentina.
-Oiga, perdóneme un momento. -Uris se acercó a la mesa de Gabiriel, acompañada de Moniel y con la espalda totalmente recta. -Sabemos que usted es gótico y alaba al maligno, pero nos gustaría preguntarle si estaría usted dispuesto a unirse al club de fans de Jesús.
-Que dis? -Gabiriel estaba tan extrañado por tal propuesta que se le cambió el idioma y yo la verdad que estoy muy a favor de Gabiriel gallego omg
-Es que el mínimo para un club en el instituto son 3 alumnos, y desde que Cayetana se cambió de centro nos hemos quedado solamente 2. Estamos preguntando a todos los compañeros de la clase. -Pese a que Gabiriel no estaba interesado en la religión, le entró curiosidad de si Akuchi se apuntaría. -Las reuniones serían los miércoles en el recreo, y Davod nos ha ofrecido este aula para celebrarlas.
-Bueno, me lo pensaré. -Susurró, preguntándose si merecería la pena unirse a un club que no le interesaba por si se daba la casualidad de que Akuchi también lo hacía.
-Si te decides, firma el papel que hemos dejado en el corcho. Que el espíritu santo te acompañe. -Moniel terminó la pequeña charla besando la cruz que llevaba en el cuello.
Gabiriel se levantó, decidido a mirar las firmas del papel. Leyó:
-Davod PrisioneroDeGuerra
-Norus Fecal
-Paco Cospoya
-Akuchi Cristiandad
Y puso el último nombre.
"Gabiriel Núñez".
