El curso

La cita.

Nathan.

Tres años después

Nuevamente despierto sudado por las pesadillas entre las sabanas de mi cuarto, un cuarto que ha presenciado un corazón roto, una chica que llorando salio de su cuarto despavorida y que al no soportar verlo se mudo de lugar, no comprendía que era por su bien. Él no es un santo, el es un lobo con piel de oveja que solo buscaba sexo, el solo la embauco.

Ella no ha vuelto el lo sabría si fuera así, si la musa de sus prototipos decidiera perdonarlo e invitarlo a armar otro juntos pero al parecer los corazones hechos de vigas y metal duro como el acero solo permiten que entren en su motor solo una vez,y él era el enemigo, la falla en el sistema que había destruido las defensas,ahora él tenía 19 años, ella 18,3 años sin la clave para acabar con la fría coraza que posee, la añora pero no es nadie para encararla, para presentarse a la famosa repostera y negociante Alejandra.

Hace poco la bella chica salió en las noticias inaugurando otra franquicia de sus postres, ella estaba radiante,estaba mas candente y vivaz que antes ella lo volvió a enamorarlo como cuando corto con él : con una carta de despedida y amor,una manera extraña de darse cuenta, me arrepiento de no haber luchado ni haberla perseguido.

Me arrepiento de haberla saboteado por un estúpido concurso, el premio parecía valer la pena, pero no os diré que era lo que me cegó para cometer esto.

3 años antes.

Martes,era un martes lluvioso finalmente,la temporada de lluvia había llegado prematuramente; con una propuesta tentadora con sabor a reto, un reto un poco duro y delicioso. Sonrió para si,ese día saldría con Alejandra,hace meses que alguien no le incitaba a corromperla,a tomarla como suya y a arriesgarse a cumplir sus fantasías. Desde el día en que decidieron empezar con sus diseños para robots y maquinas a futuro, entre coqueteo y miradas descaradas se empezaron a conocer,ella era un mar de contradicciones, ya que era interesante,su presencia intimidaba,era una cerebrito pero era divertida e intrigante.

El jueves pasado se había animado a invitarla a un cine, Alejandra había aceptado alegremente y de paso le había dado un beso en el cachete...cerca de sus labios, sin mediar palabras se había ido dejándolo sorprendido y eufórico, ella estaba entrando a su cueva, más no sabía lo que le esperaba, y él era el duende que la hechizaría,pero al parecer ese día iba a ser el faroleado.

Camino por las aceras de la mano de la cebra, hasta llegar a la parada de Bus de la 119 que me llevara al Galero de Hypatia donde nos encontraremos,ya idee como proseguiré,me ganare su confianza, la enamorare hasta que me de todos los diseños prestigiosos para aparatos tecnológicos que ella idea y nunca los muestra,así ganare la competencia para ir a Alemania.

El bus sigue su trayecto hasta llegar a un punto de tráfico,me llevara al menos 5 minutos más llegar, pasan los minutos y el conductor decide tomar vía alterna por la 46, acorta y logro estar antes que ella,así que la veo bajarse de una moto roja. Ella se baja cuidadosamente ya que esta vestida con un vestido ceñido rojo,que remarca su figura,el cabello largo lo lleva liso como la sabana de seda en la que deseo envolverla en estos momentos,su cuerpo es maravilloso, su mente singular, por dios,ella esta viniendo en mi dirección, sus piernas están tonificadas,suaves y apetecibles, su trasero es respingado y grande, la repaso y al notarla en frente mio ya, trago fuerte

-Y bien Nathan ¿ Qué haremos ahora?- dice radiantemente mirándome y analizándome,sonríe juguetonamente, me percato de que su mirada permanece fija en mis labios para mirarme a los ojos después. - Te vez exquisitamente delicioso.

-Primero que nada querida,luces esplendida hoy, definitivamente el rojo te sienta bien- aprecio sus curvas, su impactante rostro- Gracias por el halago y solo por hoy solo tuyo-le dedico una sonrisa perezosa y la abrazo- no sabes cuanto me alegra de estar en estos momentos contigo- seguro estoy cerca del cielo, es suave,menuda y sería un mentiroso si digo que no me encargo de repasarle el culo y si no notara su nerviosismo.