"Prométeme que no te vas a alejar mucho."
"Pometo."
"Por la garrita, Dylan."
Mi bebé estiró su manito y me mostró su pequeño meñique, yo estiré el mío y entrelacé ambosantes de asentir con la cabeza, dándole el permiso para que salga corriendo hacía los juegospara niños pequeños. Viernes por la tarde, tenía un tiempo para salir a pasear con mi pequeñoantes de volver a casa y enviarle las fotos seleccionadas al editor, ya él se encargaba de elegircuales irían para la revista, y si necesitaba algo más, me lo diría.
Hasta el momento todo marchaba bien, aunque sabía que ese día había tomado el últimosupresor de los que me regaló Gemma y no contaba con el dinero para comprar más, estababien, fue una buena semana, quitando el hecho de los primeros días con un celo altamenteinsoportable, me consideraba lo suficientemente estable en ese momento como para sobrevivir alos idiotas que seguro empezarían a molestarme el lunes por la salida, en la Universidad.Admiré a mi pequeño caminando hacía la cantidad de niños, Dylan era un niño tan sociable,incluso en eso mi hijo parecía superarme, aparte del hecho que ya conocía y que Gemma mehabía mencionado hace poco, Dylan tenía más madera de alfa que nadie, y no podía estar másorgulloso. Mi bebé sería alguien grande.
Sentí que alguien se sentó a mi lado y suspiré, odiaba el contacto innecesario, habiendo tantasbancas en el parque ¿Qué necesidad? Yo había tomado ese día mi último supresor, así que nofue exactamente mi olor, o eso esperaba. Sin embargo, había algo diferente, por el hechode que estábamos en un espacio abierto, me fue un poco más difícil definirlo, pero eso no evitóque su delicioso aroma entrara a mis fosas nasales y en menos de dos segundos todo mi sergimiera de puro gusto. Mierda.
"¿Qué haces aquí?" Logré decir, queriendo sonar tan amenazante como un león, aunque ungatito llorando sonaba más peligroso que yo. Lo observé sonreír y aparté la mirada, no iba aenamorarme de esa preciosa sonrisa, o del modo como sus ojos se achinaban un poco y lasarruguitas en sus ojos. Dios, Harry, contrólate.
"Oh ¿Ya no me tratas de usted? ¿Debo sentirme mejor porque tomas confianza?"
"No, yo..." Su tono irónico no me gustaba, pero tampoco puedo decir que me disgustaba,simplemente me dejaba sin habla, y mi omega, bueno, él ya se habría colocado en cuatro en estepunto.
"¿Me estás acosando? ¿Te debo algo por salvarme ese día?"
"No, al contrario." No comprendí a que se refería, sin embargo no me llamaba la atención hablar,menos cuando cuidadosamente su rodilla tuvo contacto con la mía, enviándome una corriente deplacer que pasó tal cual una descarga por todo mi cuerpo.
Quise encogerme, desee alejarme deese contacto pero por el contrario ronronee a gusto, divisando aún a mi pequeño Dylan a unadistancia prudente, hablando de sabrá Dios qué con los pequeños niños que lo rodeaban.
"Louis ¿Qué...?"
"Harry, mírame." No tardé ni dos segundos en obedecerlo, aunque hubiera deseado lo contrario,anhelaba observar aquellos hermosos ojos que no salían de mi cabeza, o esa boca que me robóel mejor beso de toda mi vida.
Su piel, su rostro, de verdad estaba aquí a mi lado, sentado, rozando y frotando suavemente surodilla contra la mía.
"¿Te gustaron las rosas?"
"Sí, gracias."Mordí y tiré suavemente de mi labio ¿Entonces era verdad? ¿Louis me estaba cortejando? ¿Eneste punto debía saltar de alegría o decirle de una vez mi situación para apartarlo lo antes posibley no salir herido? Suspiré y sentí un lado de mí romperse al recordar mi situación, yo no soymaterial para cuento de hadas, soy Harry Styles, el imperfecto omega.
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The perfect omega-larry stylinson-
FanfictionCuando eres la perfecta definición del omega imperfecto, pierdes todo pensamiento positivo de algún día encontrar al amor de tu vida. Harry Styles tiene veinte años, un hijo de tres y un lazo roto debido a su ingenuidad ¿Qué alfa querría encargarse...