La Bestia

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Se llama Pablo, es un hombre común, sin chiste, no es el más encantador, ni el más estudiado,tampoco el más agraciado, sin embargo Pablo es ingenioso, amable, es una persona pura y solidaria a la cual lamentablemente le tocó nacer en la pobreza extrema. 

Desde pequeño fue emprendedor, aguerrido, sin miedo al trabajo, casi desde que aprendió a caminar se pasaba el día vendiendo mazapanes en la calle ya que no pudo asistir a la escuela, su situación desfavorable se lo prohibió. Eran 7 hermanos, los cuales quedaron a cargo de su madre pues, su padre, un día salió por cigarros y jamás regresó, tal vez quedaba lejos, pensaba él de niño, que divina su inocencia. 

Al crecer se dio cuenta que la vida cada vez se volvía más difícil, trabajaba hasta el cansancio, mas nunca alcanzaba para poner algo más que un plato de frijoles con tortilla en la mesa, estaba harto de esa situación, necesitaba una salida.

Tal vez podría entrar a las pandillas, como el resto de sus hermanos, quienes estaban lucrando con el crimen organizado, andaban de sicarios y vigías, repartidos por la ciudad, trabajando para el patrón del pueblo. El rápidamente se convenció de que no era la mejor opción, contempló la idea de viajar a los Estados Unidos, tal vez ahí podría ganar buen dinero, ayudar a su madre, que ya estaba vieja y enferma. Dio un profundo suspiro y aceptó que de ahora en más esa sería su meta, llegar al norte. 

Una noche, agarró su mochila, beso a su madre y le dijo, viejita, no llores, yo estaré bien, pronto nos volveremos a ver, ya veras que me va a ir bien con los gringos, te haré tu casita, ya verás vieja. 

Le dio un beso en la frente y emprendió su camino rumbo a las vías del tren. 

Ahí arribó a la media noche, resguardado en la oscuridad, esperó hasta que a la distancia escucho un sonido, la bestia anunciaba su llegada, esa máquina de hierro le arrebató extremidades e incluso la vida a muchos, que como él, buscaban llegar al suelo norteamericano. Finalmente el monstruo disminuyó su distancia, de la nada comenzaron a salir varias personas, quienes trataban de subirse a los vagones del tren, algunos lo lograban a la primera, otros caían y seguían intentándolo, Pablo, quien en este momento tenía 16 años y la agilidad que la juventud te regala, fue afortunado y enseguida logró su cometido, ahí arriba del tren vio como se hacían pequeños esos que no tuvieron la suerte de lograr montarse en el lomo de la bestia. 

La historia de PabloWhere stories live. Discover now