╰─── 𝐏𝐫𝐨𝐥𝐨𝐠𝐨

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Plataforma 9¾, 1 septiembre 1989.

Amos Diggory había llevado a King's Cross a sus dos hijos para, al fin, ir a Hogwarts, Cedric y Danielle llevaban sus maletas, y la chica llevaba un gato, su nombre era Noctis, no es un nombre muy original, aunque lo describía un poco.

Iba acompañada de su hermano, tomada de su mano, caminando con tranquilidad porque el tiempo les restaba, incluso pudieron curiosear el lugar.

Se encontramos a algunos unos amigos del mayor, a la familia Weasley, una familia gigantesca, cada uno de ellos era pelirrojo y con infinidad de pecas que cubrían sus caras. Danielle conoce a la menor de ellos, Ginny, y a los gemelos, Fred y George desde hace unos cuantos años gracias a la amistad entre el señor Weasley y Amos. Ginny, los gemelos, Cedric y Danielle siempre jugaban cuando el papá de los pelirrojos iba a la casa de los últimos mencionados.

—¡Arthur! — dijo el señor Diggory emotivo al ver al mayor de los Weasley. Toda su familia se volvió para mirar a la familia Diggory, y se acercaron hacia ellos.

—¡Hola Amos! —replicó Arthur Weasley, al voltear a verlos, una amplia sonrisa se formó en sus labios. —Cedric y Danielle Diggory. Hola también niños. —se acercó más a los mencionados y extendió sus brazos para atraparlos en un dulce y cariñoso abrazo, al cual ellos correspondieron.

Ginny y los gemelos Diggory se fundieron en un pequeño abrazo justo antes de que Amos les avisara que ya debían subir al tren. Fue como una despedida sin que se dieran cuenta. A la pequeña pelirroja le faltaban unos años para entrar a Hogwarts, al igual que a Ron, aunque no compartían edades, el ultimo mencionado era un año mayor que su hermanita, tenía 9 años.

Los pares de gemelos subieron al tren y buscaron un compartimiento vacío para poder sentarse juntos. Por fin habían encontrado uno, pero antes de sentarse, Cedric se detuvo de pie un momento mirando por la ventana que había junto a su asiento.

—Parece que se quedarán hablando por un rato. —Cedric señaló a los dos adultos platicando sin parar aunque solo habían hecho una pequeña pausa para despedirse de sus hijos, y agitaron las manos como despedida.

—¡Casi se olvidan de sus familias! —dije en un tono enfadado, pero a la vez resaltaba el humor. Todos rieron pero alguien los interrumpió.

—Niños, ¿les gustarían algunas golosinas? —dijo una mujer con voz tierna deteniéndose en la puerta del compartimiento. En cuanto se escucharon esas palabras Danielle y Cedric sacaron un costal pequeño de una bolsa que tenían a la mano, el cual contenía 3 sickles, él hizo lo mismo que su hermana.

—¿Que golosina quieren? —preguntó, mirando a los pelirrojos.

—No, así está bien, gracias. —Fred negó la oferta mostrando al parecer su bocadillo.

—Éste dinero es para pagar las golosinas, no es para nada más. Así que, ¿que quieren? —la chica apoyó a su hermano con las anteriores palabras.

—Entonces... una rana de chocolate, por favor —replicó George con un poco más de confianza.

—A mi también me gustaría una rana de chocolate. —coincidió Fred con su gemelo.

—Y una caja de grageas de todos los sabores, por favor. —dijeron al unísono los gemelos Diggory, sabían que eran los favoritos de los dos, aunque salieran sabores asquerosos. No pudieron evitar reír, era evidente su conexión, aunque suponían que todos los gemelos la tenían

Cedric y Danielle pagaron con el dinero que tenían, y la mujer amablemente les entregó las golosinas que le pidieron.

Después de un rato de contar chistes y reír notaron que faltaba poco para que el viaje en tren concluyera, y pronto llegarían a Hogwarts.

—Creo que deberíamos ir a cambiarnos la ropa. —propuso Cedric y salió del compartimiento junto con Fred, en busca de otros dos compartimientos –o al menos uno– vacíos para vestirse con la túnica de Hogwarts, y dejándonos a George y a Danielle solos.

—¿Te gustan las grageas? —preguntó la chica señalando las golosinas que ella y su hermano habían comprado.

—A veces: cuando me salen sabores asquerosos los dejo de comer por un tiempo. —ambos rieron, congeniaban excelentemente bien.

—Hago lo mismo. Aunque normalmente a Cedric le tocan los sabores malos, pero los sigue comiendo.—mencionó en cuanto hubiesen acabado de reír.

—¿Probamos una? — añadió retándola. La chica asintió y tomó la caja. Al abrirla habían pequeñas rocas dulces de muchos colores, y prefirió tomar una roja. George tomó una de color verde lima.

—Mmm... sabe a cereza. —dijo pasándose la mano por su frente, aliviada de que no comió un sabor exótico.

—¡Iugh! ¡Sabe a duende! —dijo George asqueado, pero Danielle comenzó a reír tan fuerte que después le dolería el estómago.

—¡¿A qué sabe el duende?! —preguntó demasiado intrigada, pero sin parar de reír.

—¡¡Es en serio!! —dijo el pelirrojo empezando a reír. Al poco tiempo sus risas se fueron agotando, pero ambos tocaron su estómago con una pequeña mueca de dolor.

Y desde ese momento Danielle Diggory supo que George Weasley sería su mejor amigo.

Y desde ese momento Danielle Diggory supo que George Weasley sería su mejor amigo

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𝐒𝐓𝐀𝐍𝐃 𝐁𝐘 𝐌𝐄; george weasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora