—¿Qué pasa contigo hoy? —preguntó un exhausto Eunsang cuando, por más que platicase de algún u otro tema, no logrará captar en lo más mínimo la atención de su mejor amigo—. Ey Dongpyo, ¿Estás aquí?
—¿Eh? —Son agitó la cabeza volviendo de inmediato en sí mismo—. ¿Decías algo, Eunnie?
—Olvídalo —contestó el pelirrojo mientras se adentraba junto a Dongpyo en el aula de clase que compartían desde primer grado—. Sólo procura prestar atención en ciencias sociales porque tendremos examen la próxima semana. Y si mal no recuerdo, necesitas sacar de un ocho a un diez para salvar el curso éste semestre.
—Dios —dijo el pelinegro con pesar para después dejarse caer en su asiento con evidente resignación—. ¿Por qué es tan difícil ser estudiante hoy en día?
Lee no pudo evitar reír ante la dramática reacción de quien se suponía, era su mayor por poco más de un mes, aún cuando en situaciones como esas diera a pensar todo lo contrario.
—No te abrumes Pyo. Te ayudaré a estudiar el fin de semana, ¿Está bien?
El mencionado puso ojos de cachorrito para después asentir rápidamente ante la propuesta de Eunsang convencido de que, tras estudiar intensivamente el sábado y domingo con su mejor amigo asumiendo el papel de su tutor, tendría asegurado un diez en esa prueba y con ello podría cerrar de forma impecable el semestre.
—Por supuesto, Eunnie.
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Hecho papilla. Así era como se sentía el pequeño Dongpyo después de diez horas de escuela y dos de actividades extracurriculares.
—La escuela va a acabar conmigo cualquier día de estos —dijo el menor girando la llave de la puerta que tras unos cuantos escalones, terminaría por conducirlo a su habitación.
Necesitaba un baño. Quería pizza. Desafortunadamente, lo único que Son tenía en esos instantes y lo hacía sentir desdichado eran, deberes escolares. Y para variar, cuando el chico giró la perilla y terminó por abrir la puerta, se dio de cara con todo sumido en una completa oscuridad.
—Esto debe ser una broma, ¿Verdad?
Tras palpar un momento la pared, Dongpyo logró dar con los interruptores desilusionandose al caer en cuenta de que esto no había sido de mucha ayuda pues, aunque presionará estos una y otra vez, no conseguía iluminar el lugar.
—¿Y ahora qué? —preguntó el pelinegro a los cuatro vientos, recordando instantáneamente la existencia de su teléfono. Y si bien no sería fácil hacer la tarea valiéndose de la linterna del aparato, mejor eso que no intentarlo.
Con prisas, el chico se llevó la mano al bolsillo derecho del pantalón de dónde sacó su móvil para darse con la sorpresa de que éste tenía 3% de batería.
—¡Ah! —exclamó frustrado de tener tan mínimo porcentaje que ni siquiera le permitía usar la linterna—. Se acabó, subiré enseguida y al llegar supongo que veré como lidiar con el resto, ¿No?
Entonces, pretendiendo no lucir temeroso, Dongpyo subió un escalón y cerró la puerta detrás de él.
Y tal vez lo más sarcástico de todo era que, ni con dieciocho años el menor dejará de jugar 'La gallinita ciega'. Ciertamente habían cosas que nunca cambiaban ni con el paso del tiempo.
¡Hola!
Esperó que les guste. Dejen su estrellita y comentarios que siempre los leo, gracias por estar aquí ♡
—Y.
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❒ Post-it ⇊ Seungpyo ♡
RomanceEn donde Dongpyo y su misterioso compañero de habitación se dejan post-it's en el refrigerador como su única vía de interacción. Pero, ¿Hasta dónde los pueden llevar unas notitas? ➹ღ➷ ❐ Historia totalmente mía. ...