En donde Dongpyo y su misterioso compañero de habitación se dejan post-it's en el refrigerador como su única vía de interacción. Pero, ¿Hasta dónde los pueden llevar unas notitas?
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❐ Historia totalmente mía.
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Caminaba lentamente hacia la nevera. Aunque poco usual, había despertado sediento y no de cualquier cosa, si no, de una buena soda. En lo que avanzaba por el estrecho pasillo que conducía de su habitación a la cocina, se restrego los ojos valiéndose de las mangas de su suéter, ¿A qué hora había dormido el día anterior? Seguro muy tarde porque su cuerpo le pedía a gritos volver a la cama. Pero, más importante que ello, ¿Por qué vestía uno si era día de escuela? No tenía la menor idea, aún así, prefirió restarle importancia.
De pronto, Dongpyo se quedó congelado al divisar una silueta masculina de espaldas frente a la nevera, ¿Por qué siendo las seis de la mañana, Seungwoo se encontraría en su piso? Ahora y más confundido que antes volvió a restregarse los ojos, causando que la imagen de dicha silueta se tornará más y más borrosa. Cuando finalmente el contrario parecía girarse hacia él, sintió verdadero dolor producto del impacto de su cuerpo contra el piso.
Había tenido un sueño.
—Rayos —musitó mordiendo su labio inferior lleno de rabia.
Por un instante fue como Eva estando a punto de tomar la manzana, pero, en su lugar, sólo fue mordido por la serpiente. Un sueño no era si no el lugar más inoportuno para conocer a su roomie.
—Pero, que ganas —dijo el menor haciendo un puchero. De malas, se ató una toalla blanca a la cintura y se dirigió hacia el baño, era hora de tomar una ducha y quitarse las ganas de encima—. Ma-más bien curiosidad.
Tenía mucho en mente y 'mucho' era otro nombre para Han Seungwoo, como figuraba en internet el muchacho que se encontraba en una exhaustiva búsqueda de roomie.
⁞ Se busca roommate para un piso en el centro de Seúl, cuenta con todos los servicios básicos y un afable compañero que nunca se encuentra en casa. Puedes hacer lo que sea mientras cumplas con el pago, pero, cero drogas y mujeres. Y no, no soy gay. En fin, envíame un mensaje y lo tomaré como un sí. —Han Seungwoo.
Concreto, frío y maduro, le había parecido interesante, demasiado para lo que le gustaría admitir. ¿Había mencionado intrigante? Porque el tipo no contaba con ninguna fotografía en su perfil pero, si con muchos datos y publicaciones que lo hacían ver como decente, así que, ¿Por qué no?
Ahora, giraba perezosamente la perilla de la puerta color blanco, uno de sus favoritos. Apenas ingresó el pelinegro cerró la puerta precisando un poco de intimidad, aunque era de su conocimiento que el mayor no se encontraría en casa, ¿Verdad? Al realizar la última acción ignoró el hecho, o más le pasó desapercibido que además de él, alguien ocupaba dicha instancia.
—Voy tarde y que estés aquí no hará que llegué más rápido, Son Dongpyo.
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