-Primera parte-

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El vestuario de Quidditch estaba en completo silencio mientras las nueve jóvenes que habían aparecido allí despertaban lentamente de un extraño sueño. Lentamente fueron levantándose y empezaron a contemplar todo a su alrededor, algunas demasiado sorprendidas por haber aparecido allí como para decir algo coherente, otras observándose las unas a las otras con inquisición. La mayoría no se conocían entre sí y jamás se habían visto por los pasillos del colegio, así que trataban de averiguar por qué algunos rostros eran ligeramente familiares.

—¿Quién demonios sois vosotras? ¿O sigo durmiendo? —dijo con confusión Allison, mirando a su alrededor como si tratase de adivinar si las demás chicas eran reales.

—Bueno, real pareces —dijo Atria después de tocarle la mejilla—, así que vamos a descartar que sigues dormida, no creo que todas estemos dormidas y veamos exactamente lo mismo.

En las perchas del vestuario, que normalmente estaban ocupadas con toallas y otras prendas sucias, ahora colgaban unos impecables uniformes de color negro con los apellidos bordados en hilo plateado. Emma se acercó a ver el que tenía su apellido, pero entonces observó que, a ambos lados, había dos uniformes con el apellido Potter.

—Debe de haber un error —concluyó—. Hay dos uniformes con el apellido Potter, y Harry ni siquiera está aquí.

—No, pero sí su hermana —replicó Allison, acercándose a uno de los uniformes.

—Sí, y no me gusta cómo se ve ese bate al lado del uniforme, empiezo a cansarme de ser golpeadora —añadió Atria, cogiendo uno de los bates que estaban junto a los uniformes.

—¿Qué hermana? Harry Potter no tiene ninguna hermana, ¿de qué estáis hablando? —preguntó Bella mirándolas con desconcierto antes de darse cuenta de que tenían cierto parecido.

—¿Qué dices? Sabía que no era tan famosa como mi hermano, pero no que fuera invisible —dijo Allison, frunciendo el ceño sin comprender.

—¿Invisible? ¿Pero qué demonios estás diciendo? —Atria seguía procesando las palabras de la chica que tenía enfrente. Vale, los ojos sí que eran como los de Harry y los suyos, eso no tenía ningún sentido—. ¿Y cómo que hermano si su hermana soy yo?

Atria y Allison se miraron con los ojos entrecerrados, con desconfianza. Mientras, Aquila, que estaba algo apartada en una esquina, se acercó a las dos chicas que decían ser hermanas de Harry Potter.

—Sois igual de ciegas que Potter, no me sorprendería que tuviera dos hermanas perdidas por ahí.

—Pero que Harry no tiene más hermanas, tiene una, yo, ¿cómo no voy a saber que tengo otra hermana? —sí, Atria podía decir en voz alta que era imposible, pero la verdad era que si seguía fijándose, sí que se parecían.

—Lo mismo digo, es imposible que seas mi hermana y no me haya enterado después de vivir desde siempre con Harry. Aunque te pareces a él...

—¿Tan importante es vuestra situación familiar? Porque a las demás no nos interesa, ¿sabéis? —April no dejó que ninguna de las dos hablara, cortando la conversación de inmediato—. Hay cosas más importantes, como averiguar qué hacemos aquí.

Aquello consiguió crear el silencio en el vestuario. Atria y Allison seguían observándose la una a la otra, completamente perplejas, mientras las demás parecían estar evaluando la situación.

—Bueno, está claro que hay un motivo, ¿no? —Abby se movió hacia la pared, intentando tomar una postura relajada, aunque por dentro solo pensaba en que había nueve personas y siete uniformes. Eso y que había algo que la empujaba a hablar con una en concreto, la chica morena oscura que había sido completamente borde con las que parecían hermanas.

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