-Tercera parte-

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Catorce escobas se alzaron en el aire, cada uno tomando su posición. Capella lanzó la quaffle con todas sus fuerzas, mirando hacia arriba para comprobar que la había lanzado lo suficientemente alto. Por un segundo, pensó que una nube había cubierto el sol y por eso no veía nada, pero entonces observó la figura de Emma con la quaffle bajo el brazo y esquivando al Fred con el número seis y al George cazador en el aire, que se quedaron mirándose con estupefacción.

El juego había comenzado y aquello había desatado el caos que se había estado gestando minutos antes. Las gemelas Avery flanqueaban a Emma, sin miedo alguno a lanzar miradas asesinas a los cazadores del equipo contrario que trataban de acechar a la joven por todas las direcciones. Eso permitió a las golpeadoras Potter tenerlos en el punto de mira y, pronto, la bludger impactó en la pierna del Fred con el número cinco y provocó que se quejara por el dolor. El George número siete no perdió el tiempo y voló por debajo de ellos para recolocar la bludger y alejarse lo suficiente como para poder apuntar a Emma, que cargaba con la quaffle.

En cuando la bludger estuvo en el punto que necesitaba, con todas sus fuerzas, la golpeó con el bate en dirección al brazo de la joven. Habría sido un golpe digno de una fractura en el hombro de no haber sido porque una de las golpeadoras, Atria, se había adelantado y había golpeado la bludger con el brazo para enviarla a cualquier lugar lejos de la cazadora.

—¿De qué vas lanzando así de fuerte, idiota? ¡Esa es mi chica! —amenazó George a gritos en dirección al otro George.

—¡Solo estoy intentando ganar el partido! —respondió él.

Mientras tanto, Allison se aproximó un poco a la otra Potter.

—¡Atria, así no se para una bludger, no seas tonta! ¿Te has hecho daño?

— Sí, bueno, está claro que no es mi mejor idea, pero ya jugué una vez con una mano rota, ahora solo tengo un moratón —dijo, levantándose la manga y viendo como tenía el antebrazo—. Ah, mira, está mejor de lo que pensaba.

— ¡Usa el bate, pedazo de gilipollas, no tenemos a nadie para sustituirte! —le gritó April antes de salir de nuevo volando hacia Emma, que se dirigía a toda velocidad hacia Gordon con May prácticamente pegada a ella.

—May, atenta —murmuró Emma, tratando de vocalizar lo menos posible para que nadie se diera cuenta de la estrategia.

Emma se agazapó todavía más sobre su escoba, entrecerrando los ojos para tratar de intimidar a Gordon. Su mirada se dirigió en varias ocasiones al aro central, dándole a entender al chico que allí era a donde iba a parar la quaffle.

—¡No te fíes, Bellchant! —advirtió el Fred número cinco—. ¡No...!

Pero fue demasiado tarde, porque el pase que con toda seguridad iba directo a la portería, fue a parar a las manos de May, que aprovechó la distracción para colar la quaffle con facilidad en el aro derecho.

— ¡Y ESOS SON DIEZ PUNTOS PARA APRIL FOOLS! —gritó Abby con todas sus fuerzas justo cuando la quaffle atravesó los aros—. ¡Se ponen en cabeza y sin haber perdido a una de las Potter golpeadoras de milagro!

— ¡Por otro lado Wood Knockers casi acaba sin golpeadores por un pequeño roce entre ambos debido a una bludger dirigida a Blackwood! —continuó Fred—. ¡Dejaos de novias y dadle a las cazadoras rubias!

Gordon, el guardián, lanzó la quaffle al cazador más cercano de su equipo, que resultaba ser el único George. Las tres cazadoras de April Fools no tardaron en tratar de cortar el pase que iba a hacerle a uno de los Freds, sin éxito. Ahora Fred, con el número cinco a la espalda, estaba en posesión de la quaffle, con las gemelas Avery siguiéndole de cerca.

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