Capitulo 3: El cuervo.

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"Olvida el pasado, solo arruina el futuro."

Shone;

Mi cerebro me hace revivir un recuerdo que se quedó grabado en mi memoria, un recuerdo que no para de atormentarme desde ese entonces.

[ 4 años atrás, New York.]

Los expedientes de este caso siguen dándome pistas, pero...son todas inconclusas, números de teléfono sin dueño o casas que fueron abandonadas por una familia fallecida. Sin duda, un caso complicado donde los haya.

Cartas con ubicaciones de los cuerpos llegaban cada dos semanas, siempre en el mismo lugar...a puertas de mi apartamento, interrogue al cartero y solo conseguí una vaga descripción del remitente.

Hombre, no menor de 37, alto y de piel clara, es todo lo que tengo.

El sobre era siempre el mismo, un blanco impoluto adornado de un sello de cera negro con un cuervo. Su firma personal y mi peor pesadilla.

" Estimado detective, veo que no son de su agrado mis obras, una lastima. Esta vez le ruego que vaya a la calle Insgrud, 10 p.m. creo que realmente le gustará.

Le espero con ansias.

Oh y cabe destacar que deberá asistir solo y sin avisar a nadie, no queremos accidentes ¿cierto?.

— El cuervo."

¿Calle Insgrud?, es del distrito industrial...poca vigilancia y muchos actos delictivos se cometen en esa zona, un movimiento inteligente.

Despreciable, es como lo puedo definir, una mente enfermiza que le gusta hacerme enfurecer, lo había perseguido por meses, pero siempre era en vano, este desgraciado sabe ocultarse muy bien, y siempre que parece que se equivoco solo es una maldita trampa.

Y esta vez no espero menos, aunque...si dice que me esperará es porque tal vez irá al encuentro, en ese caso debo prepararme bien. Debido a que el criminal me vigilaba constantemente portaba mi arma reglamentaria casi siempre, además de un chaleco antibalas, esto como parte de mi seguridad física.

Por suerte pude convencer a Patrick para esto, después de todo este caso esta siendo de los más demandantes para la comisaria y seria estupido permitir que me mate siendo que soy un contacto directo con el...o ella.

Oculte el chaleco y el arma entre una ropa algo voluptuosa, un abrigo de gabardina largo, botas y pantalones beige. Quería parecer natural, y siendo que es invierno...este seria el mejor atuendo.

El viento frío que choca con mi rostro y pequeños copos de nieve que se quedan atrapados en mi cabello me dan la bienvenida a la calle, la noche es oscura, apenas viéndose algo por las farolas que adornan el camino, es normal que a esta hora no haya personas caminando salvo por algún indigente o alguna pareja que seguro se escapó, apresuro mi paso hasta llegar a la calle Insgrud.

Tal vez otro en mi lugar no habría asistido, pero estoy desesperado, este maldito criminal me estuvo viendo la  cara de idiota por demasiado tiempo para mi gusto, además...confío en mis habilidades. Mis pasos se detienen para ver detenidamente antes de entrar a la calle en cuestión, esta oscuro y con un aire sombrío. El silencio es inquietante...no puedo saber la hora con tan poca luz, es...esa clase de oscuridad que deja paso a la imaginación, puedo distinguir quizás dos o tres cosas y entre ellas...una figura.

Es más baja que la señal de stop en la que está recargado, un sombrero de estilo Trilby cubre su cabeza, y podría jurar que está tirando una moneda al aire. Mis pasos se vuelven cautelosos y discretamente paso mis manos entre el abrigo para colocarla firmemente en el arma, estoy listo para cualquier tipo de peligro ahora. O al menos eso pienso.

Estando a unos metros desenfundo el arma apuntando a la figura.

— Identificate.— Ordeno en voz alta, la figura lanza la moneda y se reincorpora dando un paso en frente para estar frente a mi, es quizás 5 centímetros más baja que yo, pero entre esta oscuridad no puedo distinguir su rostro.

— No soy el cuervo, detective.— Responde una voz...tranquila, que demonios está pasando aquí.

— Dije, identificate.— Volvi a ordenar esta vez siendo más firme, no escucho una respuesta cuando noto algo en mi espalda. Maldita sea.

— Baje el arma, Wolf.— Una nueva voz...ronca y masculina interrumpe mi intento de interrogatorio. Suspiro con pesadez y colocó el arma en mis pies para después subir las manos.

— Que inusual que nos encontremos, ¿no le parece?.— Ese acento...es Inglés, lo podría jurar.

— Así que...son dos cuervos.— Quiero sacar toda la información que me sea posible, si salgo de esta...puede que la necesite más adelante.

— Yo no soy el cuervo detective.—

— Por supuesto que no lo eres, eres la víctima.— Un disparo irrumpe la noche, y el cuerpo de la persona frente mi cae desplomado en el suelo. Mis manos tiemblan levemente, había presenciado cadáveres, pero aún poseo temor a la muerte.

El casquillo callendo sobre el asfalto y un suspiro por parte de quien está atrás de mi me hace querer voltear, pero seria una opción estúpida, el cementerio está lleno de ese tipo de personas y no voy a morir, no ahora.

— ¿En que estaba?, oh si...¿es nuestro primer encuentro cierto?.— Y nuevamente noto el cañón del arma con un calor debido al disparo recién hecho.

— Usualmente te envío a donde están mis obras, pero como ves esta vez es especial, acabas de ver como hago mi preciado trabajo. Espero sea de tu agrado.— ¿Se esta burlando de mi? La impotencia recorre hasta mis huesos, había visto la muerte de una persona que creo inocente, frente a mis ojos sin poder hacer nada para evitarlo.

— Algún día...te pondré las manos encima, y ese día...juro que te haré pagar.— El tono de odio en mi tono se hizo presente en el momento de silencio que se había formado desde su última frase.

— ¿Hacer pagar a un artista?, que mal gusto tienes.— Dijo en un falso tono de resentimiento, ahg, como detesto a los tipos de esta calaña.

— Tenga buena noche, detective.— Y alejó el arma de mi espalda, mis manos aún se mantenía arriba, y escuché sus pasos alejarse, en este momento mi cerebro hizo click, es mi oportunidad.

Salté al suelo tomando el arma en mis manos, intenté apuntar pero que este temblando me hizo perder la precisión, disparé, lo que debió ser un tiro certero en la frente termino por ser un disparo en el hombro, pero tuve la suficiente suerte como para hacer que tirara el arma. Respiré profundo, nueva oportunidad, el hombre corrió a uno de los callejones que dejaba ver la calle, jale el gatillo...pero nada pasó, maldita sea, por el anterior disparo seguramente se encasquilló el arma, fijé mi mirada en el arma tratando de encontrar la corredera, y cuando por fin logre destrabar la pistola...se había ido.

Me levanté, y no pasó mucho hasta que escuché las sirenas de la policía. Alguien les había alertado...El cuervo, lo tenía todo planeado, yo con un arma al que le falta una bala, y alado de un cuerpo al que le habían disparado una bala. Intente explicar la situación cuando ya había recibido un fuerte golpe en la nuca por uno de los policías dejándome inconsciente.

Rastros del pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora