capítulo once

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Draco apenas respiraba. No respondió a los frenéticos gritos de Harry, ni abrió los ojos. Harry lo inmovilizó y los apareció en San Mungo, donde Draco fue colocado apresuradamente en una camilla y se lo llevaron.

—¡Tengo que ir con él!

—¿Eres familia?— preguntó un medimago.

—¡Soy... no, soy Harry Potter! —dijo Harry, estúpidamente, pero pareció funcionar. A Harry se le permitió permanecer cerca de Draco mientras los medimagoes lo estudiaban detenidamente, diagnosticando maldiciones y deteniendo el flujo sanguíneo.

—¿Puede decirnos algo sobre los asaltantes? Podría ayudarnos a diagnosticar las maldiciones utilizadas—, preguntó un medimago. Harry explicó todo lo que sabía sobre los Secuestradores de Mortífagos.

—¿Va a estar bien?

—Está en una condición crítica—, dijo el medimago. Harry lanzó un patronus.

—Dile a la profesora McGonagall que Draco Malfoy está herido y que Scorpius debe venir a San Mungo inmediatamente—. Su ciervo se alejó al galope. Rápidamente lanzó otro, diciéndole a Ron lo que había sucedió

Luego esperó junto a la cama de Draco, sintiéndose enfermo.

Ron llegó diez minutos más tarde, sus pecas llamativas en su pálido rostro. —¿Cómo está?

—Aún no sabemos.

—He informado a la oficina de aurores, ya están en su departamento, recolectando pruebas—, dijo Ron.

—Si no atrapan a las personas que hicieron esto, yo lo haré—, dijo Harry con fiereza.

Ron lo rodeó con un brazo para darle un rápido abrazo antes de dejarlo caer. —¿Ya has enviado a buscar a Scorpius?

—Sí. —Ron suspiró y se reclinó en la silla de plástico para visitantes.

—¿Qué pasó entre tú y el hurón, de todos modos? ¿Terminaron? Ha estado muy triste toda la semana.

Harry lo miró, desconcertado.

—¿Terminar? No estábamos... juntos.

—Está bien, amigo—, dijo Ron, evidentemente no convencido.

—¡No estábamos juntos! ¿Y cuándo lo viste esta semana?

Ron lo miró como si estuviera siendo deliberadamente estúpido. —Tenemos una cita de ajedrez semanal.

—Pero yo no estaba allí para arbitrar—. Ron rió.

—Harry, amigo... no necesitas un árbitro para el ajedrez. Eso fue plan del hurón para que pasaras más tiempo conmigo.

—¿Qué...?

—Lo mismo con el maldito concurso con Dean y Luna. ¿Crees que quería verlos?

—Pensé que se sentía solo.

—Supongo. Quiero decir, él ve a sus amigos muggles literalmente todos los días. Y sabes lo traumático que fue para él ver a Dean y Luna. Lo hizo para que empezaras a salir con nosotros de nuevo.

Harry miró a Draco, que estaba envuelto en una espesa burbuja de hechizos curativos.

—Yo no... —de repente entendió algo. —¿Les envió una lechuza a todos y les dijo que me dejaran en paz? ¿Esta semana?

—Sí, dijo que necesitabas un poco de espacio. En serio, ¿qué pasó?

—Dormimos juntos. Luego me asusté y desaparecí. No sin antes hacer algunos comentarios críticos sobre él siendo un Mortífago.

Papá dice... ᵈʳᵃʳʳʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora