Capítulo 1

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Todo era tan bonito, estaba unido a ella como dos estrellas inseparables que brillan hasta el infinito. Se me declaró y yo le declaré mi amor, todo trufado de besos y caricias pero, había algo raro, no sabía su nombre, quería saberlo pero esa chica tan perfecta a la vez que desconocida, no decía palabra, le pregunté una y otra vez, todo fue en vano, no obtuve respuesta, no obstante, todo seguía como en un cuento de hadas y cuando le fui a dar otro beso me puso el dedo en la boca en señal de silencio.

De repente todo se desvaneció, yo estaba en mi cama con la baba colgando de mi boca y el despertador sonando, todo era un sueño... la realidad no podía ser tan perfecta. Así que me levanté, me vestí con mi camiseta favorita que en ella tenía la foto de mi grupo de heavy favorito, me puse mis guantes y mi pulsera de pinchos.

El camino hacia el autobús se me hizo demasiado corto, ya que no dejaba de pensar en aquella chica y que ojalá no hubiese sido un sueño. Saqué un suspiro de tristeza y a la vez de cansancio. ¿Cuando llegará esa chica que me hará volar al cielo con tan solo una caricia? Tengo ya 16 años y aun no he tenido la oportunidad de sentir que alguien muere por mi.

Todo empezaba como un día normal, yo con mi música para refugiarme de las demás miradas hasta llegar a encontrarme con mi grupo de amigos, ninguno de ellos tenía los mismos gustos de música que yo pero eran mis amigos desde primaria, así que éramos una piña. También tenía una amiga desde primaria, que en un principio no sentía nada por ella, pero el roce hace el cariño y estaba enamorado de ella... Su nombre era Natalia, estatura media, morena, ojos marrones, flaca y un poco plana pero para mí ella era perfecta, bueno, es lo que se suele decir, no? El amor es ciego y te hace ver las cosas de otra manera y una de ella es idealizar a la persona por la cual estas enamorado.

Nunca le había dicho nada de mis sentimientos hacia ella pero las ganas que tenía de decírselo eran increíbles. Empezó la clase de castellano y Natalia se sentó al lado mía como de costumbre. Empezamos a hablar en voz baja para que no nos escuchase el profesor, que tenía muy mala leche. - Que guay empezar un Lunes con castellano verdad Charlie? - Sí, súper guay si estas reventado del fin de semana y quieres seguir durmiendo en clase, mejor que una nana- le respondí.Contestó con una sonrisa pero al momento el profesor nada más escucharnos nos envió a la biblioteca, cosa perfecta ya que podía estar a solas con ella y así nos saltábamos la clase de castellano.

Decidimos irnos al patio, a la parte de atrás donde estaban los bancos de madera. Estuvimos contándonos todo lo que habíamos hecho este fin de semana ya que ella se había ido de viaje a Madrid aunque yo pasé mi fin de semana en mi cuarto escuchando música mientras consumía mi tiempo fumando y pensando en como le podía decir lo que siento.

En ese momento caí¡ ese sitio era perfecto, ya se que es el instituto, pero estábamos solos y había un ambiente muy bueno. Quería decírselo, soltarlo ya, tenía una curiosidad tremenda por saber que sentía ella por mí pero no dije palabra sobre mis sentimientos...

Cuando ya quedaban escasos cinco minutos para que se acabase la clase y ya me daba por vencido otra vez, me preguntó: - Oye Charlie porque no te vienes a mi casa a dormir? Somos amigos de toda la vida y nunca hemos tenido una noche de pelis y eso que siempre estamos hablando de ello. Le dije que sí al instante, es la mejor oportunidad que podía tener para decirle lo que sentía, estaba más que feliz por ello.

El día pasó rapidísimo y yo con una sonrisa de tonto en la cara por lo bien que había empezado todo. Ahora tenía que prepararlo todo, pensar como se lo voy a decir.

Llegué a casa y el ambiente era el mismo de siempre, todos serios, mi hermana cabreada por el profesor y mi madre cansada por el trabajo, pero a mi me daba igual, no podía dejar de pensar en la oportunidad de este fin de semana, pero aun era Lunes¡ queda muchísimo tiempo, que rabia, bueno, más tiempo para pensar el como decirle las cosas para que salga perfecto. Pasé la tarde escuchando música y escribiendo todo lo que le podía decir para declararme, recordando viejos momentos. Ya es de noche, mañana será un nuevo día, supongo que otro día monótono y ojalá con otra sorpresa como la de este día.

Nunca digas siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora