Capítulo VI

1.7K 77 34
                                    

—Papi, tengo sueño— Harry suspiró, sintiéndose culpable. Había despertado a Teddy a las seis, casi una hora antes que todos los días. Lo había abrigado por el frío de la madrugada.

—Dormirás en el auto, pulguita ¿sí?— el pequeño castaño asintió y bostezo, acurrucándose en el pecho de Harry y quedándose dormido.

Miró el reloj. Eran seis y cuarto, tendría que darle la leche a Teddy en casa de Ginny si no querían llegar tarde... eso o ella lo echaría en el momento en que él se presentara con el niño.

Llevo a Teddy dormido hasta el auto de Ginny y lo acomodo en el asiento trasero, frunció el ceño, en su auto tenía el asiento para bebés. Se sentó y encendió el motor. En unos minutos estaba frente al edificio de la pelirroja, bajo del auto con Teddy en sus brazos durmiendo.

—Venga pulguita, papi no puede— Teddy se despertó quejumbroso, mientras Harry buscaba las llaves del departamento. Al entrar, dejo la mochilita de Teddy en el sillón junto con su maletín. –Oh dios, no.

Teddy había corrido hacía la cama y, dificultosamente, había logrado subirse. Ahora estaba acurrucado contra el cuerpo de Ginny, durmiendo. A pesar de todo, no pudo evitar dejar escarpar una sonrisa, al ver a la pelirroja con el cabello suelto y revuelto, con su cara pacífica y sin una gota de maquillaje, arropada en un extremo de la cama con Teddy contra su espalda.

¿Cómo le diría a Teddy, doce años más adelante, que se había metido descarada en la cama de una supermodelo?

Rodó los ojos y se dirigió a la cocina, revisando las alacenas. Preparo la cafetera, mientras calentaba leche para Teddy y hacía unas tostadas. Se preparó mentalmente para que ella lo insultara por llevar al pequeño. Él no sabía demasiado sobre relaciones casuales (no sabía demasiado sobre relaciones en general) pero sabía que eso de sin compromisos, definitivamente no incluía a los hijos como parte del trato.

—¿Ginny?— ella se removió.

—Basta Ronald...déjame dormir— masculló, medio dormida. Sintió una punzada de enojo, que duro unos segundos cuando llego a su mente el dato de que Ronald era su hermano.

—Gin, tengo tu café— terminó de despertarse.

—¿Harry? Oh cielos, olvide que vendrías.

—Lo note, pero hay un problema— frunció el ceño.

—Son las seis de la madruga ¿me vienes con problemas? ¿Es grande?

—Yo diría que es bastante pequeño y está detrás de ti— Ginny se giró en la cama para encontrarse con el cuerpito acurrucado de Teddy— Lo siento, no tuve otra opción que traerlo— para su sorpresa, la pelirroja sonrió.

—Es precioso, pobrecito mi cielo seguro esta muerto de sueño— Harry la miró sorprendido, con una clara expresión de "¿Qué me perdí?"

—¿No estás enfadada?— ella negó con la cabeza y volvió a acostarse junto a Teddy.

—¿Seguro que no puedes dormirte un rato más? Hay lugar para tres— miró con ternura al pequeño— bueno, dos y medio.

Harry seguía demasiado desconcertado por la reacción de la pelirroja. La oferta era tan tentadora.

—Ya hice el desayuno— no parecía demasiado interesada en levantarse.

—Tráelo a la cama, desayunamos los tres y seguimos durmiendo— el ojiverde suspiró, el debía estar en la oficina, Teddy en el jardín... Ginny lo miraba expectante, con el escote con encaje de su camisón, haciendo que su pulso se acelerara... y el día era particularmente frío.

Mi destino es ella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora