Capítulo XXIV

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Harry miró con una sonrisa como Ginny pasaba una crema rosada por la piel de su abultado vientre. Traía una camisa suya, pero ahora estaba desprendida, dejando a la vista su bonito cuerpo. Se acercó a la cama y rió suavemente cuando vio sobre la butaca de la habitación la remera que Zoe le había regalado a Ginny, una simple camiseta blanca con letras negras. Lo gracioso es que decía "Potter en proceso" y la flecha quedaba justo en el vientre de Ginny.

—¿Realmente vas a usarla?— la pelirroja se encogió de hombros.

—Claro que si, es muy pachoncita.

—Pachoncita— repitió Harry arrugando un poco las cejas ante la expresión.

—¿En que piensas?

—En que cuando conozca un nuevo inversor, intentare halagarlo diciéndole que su corbata es muy pachoncita.

Ginny rió y estiró sus brazos, Harry se acercó a besarla pero ella hizo una mueca, entonces puso los ojos en blanco y le entrego el chocolate con almendras.

—Ese es mi chico— tomó el chocolate— ahora sí, quiero beso.

—Si insistes.

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—Oh dios, me veo como un pato obeso. –Ginny miró con el ceño fruncido su reflejo con un vestido blanco. Sintió que sus piernas dolían con los tacones y no le quedo otra que quitarlos— Genial. Un pato obeso y enano.

—Si te sirve de algo, eres el patito mas sexy que he visto.

—Nunca has visto un pato sexy, Harry Potter.

—La vedad es que no, pero me pones difícil los cumplidos pequeña pelirroja. Además hace frío.

Ginny suspiró. Termino por ponerse un vestido rosa sobre las rodillas y saco un abrigo del mismo tono.

—¿Ves? Eso te queda perfecto. Aunque yo te prefiero sin nada— la beso en el hombro— ¿ansiosa?

—Nunca estuve tan ansiosa por una sesión de fotos.

—Se nos hará tarde— la pelirroja puso los ojos en blanco cuando Harry la agarro para bajar la escalera.

—Harry estoy embarazada no borracha.

—Mejor prevenir que lamentar.

—Suenas como mi madre.

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Harry tragó grueso. Ginny estaba tan sexy. Él estaba demasiado acostumbrado a verla en lencería o desnuda, pero aun así sentía su sangre dirigirse a cierta zona en particular cada vez que la veía.

Tenía un corto camisolín, solo la parte del escote era de satén, el resto era translucido y caía, acomodándose con ligereza sobre sus curvas. Llegaba a penas a tapar las braguitas negras. Su cabello pelirrojo, bastante mas largo que cuando la conoció, estaba ondulado en las puntas y llevaba un pequeño lazo en la parte de atrás. Tenía la piel sonrosada, pecosa y reluciente.

¿Cómo demonios tuve tanta suerte? No aparto su mirada de ella ni un segundo en toda la sesión. Nunca creyó sentir tal aprecio por la fotografía, captando ese instante de belleza y felicidad para siempre.

—Alguien te está comiendo con la mirada— comentó la maquilladora, retocándole el rubor.

—Eso creo.

—¿Crees? Diría que quiere hacerte un bebé, pero la advertencia llego algo tarde, lo siento—la pelirroja rió.

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Harry enmarcó tres fotografías de la sesión, una la puso sobre la repisa de la chimenea, donde descansaban una foto de él con Zoe, la de sus padres con Remus y Sirius, y una de él sosteniendo a Teddy cuando lo nombraron padrino del lupincito. La segunda la dejo en el escritorio que tenía en la casa, y la tercera, eligió una más modesta donde solo se veía el torso de Ginny con su bonito rostro de perfil (y donde no salían sus hermosas piernas desnudas) para poder tener en la oficina.

—Quiero colgar esta en el cuarto— pidió, enseñándole la única foto en la que él salía, rodeándola desde atrás con sus brazos protectoramente y con sus manos en la cuevita del bebé.

—¿Esta muy mal querer hacerte el amor en el escritorio?— abrió un poco más sus ojos esmeralda, dándole aspecto de cachorrito abandonado.

—No, solo si crees que el escritorio soportara— murmuró.

—No sé donde te ves gorda, si no fuera por la panza ni te verías como embarazada.

—Pero...

—Vamos patito, déjame quitarte el vestido. 

Mi destino es ella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora