Cuatro

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Unos días después Plan se hallaba firmando los papeles de divorcio en presencia de su ahora ex esposo y su amante, quien estaba ahí por petición de Mean. 

Lucía orgulloso un anillo y un brazalete bañados en oro a juego, ambos tenían piedras de colores incrustadas, en el anillo formando una figura de una flor. Regalos que Mean le había hecho. 

Mismos objetos que se sacó después de que habían terminado de firmar. Entregándoselos a Gun, quien miraba entre una mezcla de asombro y burla la acción cometida por quien había sido su mejor amigo. 

''Ya te quedaste con mi marido aquí tienes un regalo, haz lo que se te de la gana con ellos, y pregúntale a él porqué nunca se verán bien en ti'' 




La lluvia caía con fuerza, el cielo lloraba y Plan lloraba con el. La habitación se sentía tan triste, tan sola, tan fría sin la presencia de Mean. Sin su voz. 

Se sentía tan abatido, tan solo. Ni siquiera la traición de su mejor amigo dolía tanto como la de quien consideraba el amor de su vida. 

Sin Mean se sentía perdido, abandonado y sin sentido. Le había dado los mejores años de su vida, de su juventud. Dolía tanto recordar aquello; las veces que fueron felices, que compartieron sonrisas, anécdotas, risas, tristezas. Dios, ellos habían compartido tantas cosas. 

Y de la noche a la mañana eso no parecía importar ya. Sus recuerdos ya no tenían ningún valor, ni siquiera para el propio Mean, quien no se puso la mano al pecho a la hora de abandonarlo. 

No entendía como todo se había echado a perder tan rápido, por más que le daba vueltas al asunto no entendía. Se suponía que estaban bien, se suponía que en unos meses ambos comprarían una casa más grande, se suponía que empezarían los tramites de adopción. 

Habían tantos planes, tantas ilusiones. 

Todo se derrumbo de la noche a la mañana. No hubieron más tardes acurrucados, no hubieron más películas, no hubieron mañanas coquetas o divertidas, no hubieron más almuerzos, no hubieron más risas. No hubo amor. 

¿A Mean no le importaba todo aquello?, ¿su presencia dejo de significar algo?, ¿sus recuerdos?, ¿su amor ya no valía nada? 

Se sentía tan vacío, tan perdido, tan ausente. 

El cielo lloró en compañía del pelinegro. Preso de su melancolía y su dolor. 





Plan sonrío con coquetería, demasiado seguro de si mismo. Una seguridad falsa pero que atraía a bastantes personas. Tanto mujeres como hombres. 

Ya habían pasado seis meses desde su divorcio, lloró y se lamentó el primer mes. Luego intento superarlo de alguna forma. 

No pudo hacerlo. 

Sin embargo, encontró amor engañoso y atención defectuosa en diversos amantes a lo largo de los meses. Hombres que le daban lo que necesitaba a cambio de su cuerpo, a cambio de unas cuantas horas abriendo las piernas y fingiendo satisfacción. 

En el fondo le daba asco, no entendía como Mean había sido capaz de engañarlo de esa forma por tanto tiempo y fingir que todo estaba bien. Plan en el fondo se tenía bastante asco de si mismo. 

Pero era mejor que nada, aquellas caricias vacías, aquellos besos fríos, aquel falso amor y esa enfermiza atención le daban calidez unos minutos. Su mente engañosa le hacía creer que esas caricias eran por parte de Mean, del quien era el amor de su vida. Claro, hasta que la realidad lo golpeaba contra el pavimento. 

Ahora se encontraba en una habitación de un hotel, con un tipo del cual ni siquiera recordaba su nombre y no se daría el tiempo de recordar. 

Un tipo que poseía un anillo de oro, bonito y reluciente, en su dedo anular de la mano izquierda. Misma mano que acariciaba sus piernas después de haber tenido sexo. 

Odiaba esa parte, donde fingían cariño y algunos se ponían mimosos. Odiaba como no parecía importarles nada, luciendo tan relajados. 

Eran pasadas las tres de la mañana, Plan se cuestionó sobre la esposa o esposo del tipo. Su pecho dolió cuando lo imagino esperando por su esposo infiel, ahí sentado en un frío sofá o en una fría cama, muerto de preocupación o resignado a las llegadas tan tardes de su esposo. 

Se vio a si mismo esperando por Mean. 

Sin delicadeza alguna quitó las manos del sujeto, levantándose de aquella molesta cama para empezar a recoger su ropa. 

''Vamos, quédate un poco más'' pidió en extraño con un tono de coquetería. 

''Ya es tarde'' divagó. ''Deberías volver con tu esposo o esposa, te debe de estar esperando'' se mofó, aunque en el fondo dolía. 

¿Tan bajo había caído? 

Se vistió en el baño, ignorando las marcas en su cuerpo, las marcas que ese sujeto le había hecho y algunas eran de otras personas. Se vistió con rapidez para evitar verse en el espejo. 

Desde su divorcio no podía verse en el espejo. No reconocía quien era, no podía reconocer lo que veía en el. Había perdido todo de sí. Le había dado a Mean todo lo que pudo darle y cuando él se fue se quedó sin nada. 

Ignoró al extraño al salir del baño, no dijo nada tampoco cuando abandonó la habitación. Bajó la mirada al salir del hotel, avergonzado de si mismo. 

Goodbye, my love Donde viven las historias. Descúbrelo ahora