II

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Yuuji parpadea. No puede tragar el nudo que se encuentra sobre su garganta. Los segundos se vuelen tan pesados para él que le cuesta respirar. Observa con su pupila dilatada las pequeñas manos que le seguían apuntando al rostro y luego... Nada. No sucede nada. No ocurre un ataque que lo deje moribundo, o peor aún, que lo deje muerto. Por fin traga la saliva que retenía en alguna parte de su garganta y siente nuevamente su boca seca, porque sinceramente no ha tomado nada de agua, comió lo que obtuvo y bebió del jugo de pequeñas frutas exóticas que tenía tiempo de no probar. Decide no hacer ningún movimiento, no sabe con qué clase de ritual inverso estaba tratando, y era mejor no mover ningún musculo por si acaso.

El chasquido irritado de una lengua lo saca de su mente, mirando por fin al pequeño que se atrevió a hablar y apuntarlo como si nada, esperando un ataque que nunca sucedió, bajando sus manos para dar paso a una postura desinteresada. Yuuji vuelve a parpadear, mirando cada acción ajena por si decidía darle algún golpe que le deja otra cicatriz en el rostro.

— Ahg, pensé que iba a funcionar.

Yuuji por fin pudo ver al portador de todas esas acciones y voz infantil que tenía delante, y no era mentira. Lo que sus ojos observaron con asombro fue la silueta de un joven niño que estaba seguro aun no pasaba de los 15; cabellos hermosamente blancos, como el velo que deja el ras de la nieve en épocas de invierno; ojos tan bonitos que le dejan perplejo por segundos, recordándole el agua cristalina de una playa que mantiene vivos en sus recuerdos. La yukata blanca con estampados azules es lo de menos, pero el niño era bonito en sí, y peligroso por lo que ha visto.

<< No sabía que ahora le vas a los niños, mocoso. >>

Itadori sale nuevamente de su mente para sentir un remordimiento en su interior, acumulándose con los demás resentimientos que con el tiempo guardo. Por fin se deja caer al suelo de rodillas cuando el niño de despeino los cabellos de manera despreocupada, mas enojado porque no le salió su ritual que con él por ser un intruso a su vivienda. Respiro con alivio y siente la adrenalina abandonar su cuerpo para dar nuevamente paso al cansancio. Realmente quería dormir una buena temporada luego de toda esta mierda, tantas emociones no eran buenas a la mente humana.

— Diablos. Todo porque aún no se controlar mi energía maldita.

— Quizás deberías de guardarlos sobre tu estómago, como alguna clase de sentimiento y luego hacerlo fluir por todo el cuerpo.

­— ¡Ya lo sé! ¡Ya lo intenté! Pero no entiendo para nada ese método.

— Controla tus emociones. Se nota a leguas que no estas para nada calmado.

Una conversación pareció cernirse en medio de ambos, como si fuese lo más casual del mundo. Intercambiaron apenas esos diálogos tal como si fuesen amigos de toda la vida. Itadori sigue de rodillas sobre el suelo y el niño parecía querer arrancarse los cabellos de su nuca en signos de frustración. De alguna forma, Yuuji entiende ese sentimiento, y solo entonces se queda mirando fijo al chiquillo antes de despabilar nuevamente hacia la realidad. Debía de salir pronto de ahí antes de que algún adulto lo vea, peor aún, el jefe de la familia. Realmente no sabe porque se quedó más tiempo del necesario una vez viese que el niño no era tan peligroso, se quedó sin nada de energía hace rato por haberla expulsado a lo estúpido, y si aún le quedase, la experiencia le hacía ver que él ganaba por mucho, demasiado, al niño. Aun así, no se siente orgulloso; el chiquillo crecerá, y se convertirá en alguien de temer.

Esperaba no estar cerca para ese entonces.

Su cerebro manda señales a sus extremidades que tardan en acatar al pie de la letra. No hacía falta recalcar que ya ni siquiera podía con su propia alma, pero era mejor moverse de ahí antes de que algo verdaderamente malo sucediera. Se levanta del suelo como puede, aferrándose a los muebles que tiene cerca para poder sostenerse. Una parte dentro suya ríe con cansancio, morir por sopor no estaba dentro de sus planes; su cuerpo quería ceder a la nada, dentro de una propiedad peligrosa y con hechiceros jalando de sus talones.

Vive (ItaGo)Where stories live. Discover now