2: Uno a la vez

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20 de Enero del 2016

— Hasta que por fin apareces —sonriendo entrando a la oficina. Dejo el maletín en la mesa y los documentos. Tomo asiento a su frente, cruzo mis piernas ya que hoy llevo una falda negra que se adhiere a mi cuerpo y marca la maravilla de trasero que me otorgo mi madre y un top del mismo color, con los hombros descubiertos y sin brasier, el cabello lo llevo en un moño con algunos mechones sueltos, dándole un toque sexy. Es una ropa elegante y lo uso para eventos especiales, como por ejemplo que estamos de luto— ¿Porqué la demora? Si se puede saber, claro.

 — Tuve que buscar un conjunto negro que sea elegante y sexy a la vez, estamos de luto querido Ramiro —se para de su asiento, rodea el escritorio y se apoya en el mirándome. Lleva un traje azul oscuro que se le ajusta muy bien, marca su trasero y su fuerte pecho, aparte que la camisa esta doblada hasta sus codos, en pocas palabras esta uff. Me levanto del sillón donde estaba y camino hacia el, dejo un espacio considerable y agarro su mano derecha. Tiene un destello de dolor en su mirada— Eso no estaba en mis planes, solo sucedió y no pude controlarme —mi voz no era la de siempre, esta vez tenía tristeza.

— Descuida Morshi —agarra mis manos y las envuelve con las suyas— Entiendo y no te culpo. Solo dame un momento —Suelta mis manos, se agarra fuerte al escritorio y cierra los ojos. Suelta un suspiro y luego vuelve a mirarme— ¿Están todos los documentos? —asiento— ¿Dinero?— vuelvo asentir— ¿Armas?.

— Me los quede. Ya me hacia falta.

— ¿Solo eso?

— Tal vez su hermoso ojo —suelto una risita y el igual, me agarra de la cintura empujándome entre sus piernas.

— Creo que en unos minutos tendremos compañía.

— Por mientras tomemos algo, tengo sed —me aparto y voy hacia una mesita que tiene licores. Saco dos copas y agarro la botella de Vodka, estoy terminando de servir cuando la puerta se abre.

— Nos cayo la FBI señor, tenemos el carro listo para usted y la señorita, pueden ir subiendo —es su hombre de confianza el que entro. Le entrego su copa mientras yo me la bebo poco a poco.

— ¿Tú que dices? ¿Nos vamos o jugamos un poco? —sonrió con su propuesta. Tomo un poco mas y volteo a mirarle.

— Tiempos sin jugar juntos Fezco —me sirvo un poco, agarro mi mascara que esta en el escritorio, me la pongo y camino hacia la salida agarrada mi copa— Juguemos —salgo riendo y a poco rato me sigue los dos hombres con sus respectivas armas, yo aún sigo bebiendo. 

Llegamos al salón principal donde ya es un campo de batalla. El techo esta derrumbado y por ahí entraron los del FBI, las mesas rotas, los cristales que valen una fortuna están hecho añicos, la barra de licores botados y rotos, ninguno se salvo. Mis hombres luchan hasta mas no poder y muchos de ellos siguen vivos pero no podría decir los mismo del FBI, tienen varios heridos. Yo tomo asiento cruzando mis piernas y observando con una sonrisa de oreja a oreja mientras bebo de mi copa; llega un momento donde aplaudo a mas no poder y todo el mundo queda en silencio y quietos.

 — Maravilloso —sigo aplaudiendo feliz. Camino hasta estar en el medio ambos bandos y les sonrió— Hoy quede muy satisfecho con ustedes pero creo que ya me destrozaron mucho mi humilde morada y les pediré que por favor se retiren. La próxima arreglaré la otra sala que esta a mi lado izquierdo, es más amplio y no hay nada de valioso para que lo rompen, aunque ...—tomo el último sorbo y saco el arma que llevo en la pierna izquierda y le apunto a la persona que sale de la sala izquierda pero mi mirada esta al frente— Parece que ya echaron un vistazo —sonriendo volteo a mirarlos— ¿Qué les pareció caballeros?

MirezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora