Capitulo 4. EL MIEDO ES PEOR DE LO QUE CREES.

382 26 19
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



EL MIEDO ES PEOR DE LO QUE CREES.

—Pero mira nada más... — su voz era ronca, tanto que tronó en los oídos de Yeudiel, estaba paralizado sin poder decir o hacer nada en ese momento, perdido en las fauces de aquel sujeto tan... endemoniado —Tu debes ser el maldito mocoso que entró al bar burlando a mis hombres ¿Verdad? — sino hubiese sido porque trago en seco en ese momento a causa de la falta de aliento ante la intimidante mirada de ese hombre, habría dejado escapar un lastimero gemido por como aquellas manos que apretaban sus brazos —¿Quién te crees para causar tales escándalos y burlar las normas? O es que acaso tu... — Yeudiel estaba paralizado, y sus ojos que hace unos minutos estaban hipnotizados por los de ese demonio, bajaron inmediatamente enfocando sus pies, no quería mirar a ese hombre, mucho menos demostrar lo que era irrefutable, pues tenía miedo, mucho miedo al sentir la presencia nada amigable de aquel tipo tan... ¿Turbador? Pues eso era lo que causaba aquella manera de romper su espacio en cuanto este se acercó más a su rostro con una sonrisa escarnio —¿Eres un Topo de mierda? —

— ¿Topo? — inquirió al tiempo que fruncía mas el ceño al sentir los dedos de él apretar su piel de una manera exasperada por una respuesta, no era necesario mirar para jurar que ahora, su piel estaba roja y aquello dejaría algunas marcas que no sabría explicarle a su madre, si es que salía con vida de ese lugar.

—¿No sabes lo que es un Topo? — susurro dejando que su aliento chocara contra los labios del chico al estar demasiado cerca. Aquello solo hizo estremecer a Yeudiel que ¡En su vida! Había tenido a alguien que no fuera su madre tan cerca de él, ni siquiera su médico se atrevía a tanto.

—¿Un animalito roedor? — la risa gutural del Judá sonó desde el fondo de su pecho ante aquella estúpida respuesta, lo miraba detalladamente, como si fuese un escáner, buscando en cada gesto del chico, algún ápice de mentira.

Yeudiel respiró tan bajo como le fue posible, pero el fuerte latido que ejercía su corazón, era como locomotora golpeando su pecho con la intención de llevarse su alma ante el miedo que sentía, todo su cuerpo estaba tenso, carente de fuerza para seguir en aquella situación. No valían los arrepentimientos y justificaciones, pero si, la misericordia que en ese momento rogaba a Dios en una baja oración, necesitaba la piedad de su Dios para ser liberado por ese ente del inframundo.

Bajo la risa de quien lo sostenía, cerró los ojos recordando que él solo era un ser humano, nada poderoso comparado a quien lo respaldaba, Si, su Dios, su señor y recordó aquellas palabras del libro sagrado... "No temas, porque yo estoy contigo, no te angusties, porque yo soy tu Dios..." claro, ¿Quién iba a poner más que Dios? ¿Ese hombre? No, era imposible, ni siquiera el Diablo siendo el Diablo podía con Dios, menos uno de sus servidores tan horrendo como el dueño de todos esos asquerosos tatuajes plagados en su cuerpo. Pobre de quien sea su esposa, pensó, salir con un espanto como esos, debía ser nada agradable. Toda su vida habia detestado tales infamias y burla al cuerpo humano, ¿Por qué no dejarlo como Dios lo crea? O ¿Es una estúpida apariencia para demostrar lo malo que puedes ser? ¿Para ir gritándole al mundo que no se acerquen a ellos si es que quieren conservar su vida? ¡Patrañas! Puras patrañas de traumados sociales.

TEN PIEDAD DE NOSOTROS [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora