cαριтυlo 1

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— ¿___tn, vas a venir a mi fiesta? —. Era la voz de mi padre en su contestador automático que finalmente la despertó. —Mejor que vengas, muchacha. Estoy harto de tus ausencias. Llámame.
La línea se desconectó.
Suspiraste mientras abría los ojos. Tu preferías el sueño a la dura soledad que te esperaba cuando abrías los ojos. Al menos allí, incluso en la oscuridad, luchando contra abismos de deseos demasiado oscuros para incluso nombrarlos, tenías un propósito, en vez de sus miedos.
Fijaste la mirada en el gran gorila de peluche que habías abrazado al dormir. Un regalo de tu padre cuando te marchaste con tu madre.

“Algo para mantener alejadas las pesadillas”, había dicho él tristemente, aunque ya eras adulta. Pero a menudo tenías pesadillas.

-Quizá no debería haberme ido-pensabas-

Recién habías entrado al colegio, y podría haber hecho tu propia elección. Pero tu madre te necesitaba tu habías pensado que lo hacía. Ahora no estabas segura sí tu madre te necesitaba, o simplemente quería controlarte.

— ¿___tn, ya estás despierta? —. tu madre te llamaba desde el piso inferior, cuando su voz apenas penetraba la distancia.

NARRAS TU:

Yo había instalado mi propia línea telefónica ni bien había salido del colegio y había trasladado mi habitación a la planta alta donde mi madre raras veces iba.

—Sí, mamá. Estoy despierta — grite, sentándome en la cama, imaginando la mueca de aversión de mi madre. *Era sábado, por amor de Dios. Tenía derecho a dormir.* Ya podía imaginar la expresión de mi madre si supiera que fue el llamado de mi padre lo que la despertó
Resignada, asi que me levante de la cama y me dirigi a la ducha.

Yo era consciente del disgusto de mi madre por el estilo de vida de mi padre “Kim KangJong” no se quedaba en casa, ni mantenía horarios regulares. Mi padre poseía una corporación electrónica nacional y vivía la vida como él quería. Daba cenas, asistía a obras de beneficencia y organizaba fiestas. En cambio mi madre, prefería sus libros, su tranquilidad y todo lo que no involucrara a un hombre. Y había hecho todo lo posible para llevarme a mi por el mismo camino.
Yo realmente odiaba las fiestas. Siempre lo había hecho y sabía que siempre lo haría. Yo invariablemente terminaba yendo a las fiestas sola y siempre me iba de ellas sola. Tenía mala suerte para las fiestas. Tenía mala suerte con los hombres, la había tenido por años. Pero estaba obligada a ir a esta fiesta. Lo había prometido. ¿Qué más podía hacer que prepararme para ir?

Hice una mueca, confundida mientras consideraba mi carencia de vida amorosa. O quizás de vida sexual. No era una gran creyente del amor o del “y vivieron felices por siempre”. Raramente veía que funcionara, mis propios padres eran un ejemplo de eso. Y el segundo matrimonio de mi padre parecía más inestable que sólido.

Al pensar en la nueva esposa de mi padre. Bueno, tal vez no nueva. Mi padre, había estado casado por casi tres años con Kan Mi Youn. Por supuesto, la mujer tenía apenas treinta y uno, diez menos que mi padre, y casi diez años más que yo.

-Lo menos que él hubiera podido hacer era casarse con una mujer que tuviera mi misma edad.- susurre mientras me metia a la ducha-

Apenas podía tolerar estar en la misma habitación con ella. La mujer daba significado al dicho “mujer tonta”. Cómo había logrado relacionarse con un hombre considerado un genio que era mi padre. Tambien estaba Kim Jonghyun era el hermanastro de Mi Youn, y según mi padre juraba que Jonghyun había llevado a Delacourte Electronics, la empresa de mi padre, al estado financiero que ahora gozaba, siendo uno de los principales fabricantes de electrónica.

Pensar en él causaba mezcladas reacciones en mi.-pense-

Jonghyun era un metro setenta y tres de duro, compacto músculo y blanca belleza, con una cínica, burlona actitud que me volvía loca. Sus besos eran de lo que estaban hechos los sueños. Sus dedos eran malvados instrumentos de torturante placer; sus labios eran capaces de lanzarme a un hipnótico trance cuando me tocaba.
Al pensar en eso suprimi un suspiro. Ningún hombre besaba mejor que Kim Jonghyun. Debería ser un crimen que un hombre exudara tanto sex appeal, y fuera tan idiota, además. Y era realmente un crimen que yo no pudiera superar ese único beso robado para poder disfrutar cualquier otro.
Luego de ducharme, rápidamente me secó el pelo, suspirando mientras me pasaba el cepillo por mi pelo oscuro, largo hasta la mitad de la espalda, una última vez antes de girarme hacia las puertas abiertas de mi gran armario. Tenía suficiente ropa, una cosa que mi padre siempre había hecho era asegurarse de que estuviera bien provista.

Mi padre había pensado siempre que su hija debería apartarse un poco de su empresa, pero era lo que yo quería hacer. Además la mantenía fuera de la esfera social en la que mi madrastra y Jonghyun se movían. Esa era suficiente razón para mantener su decisión.

Pero, yo le había prometido a mi padre que me quedaría con él esta semana. Que me tomaría un tiempo libre del trabajo y regresaría a la gran casa familiar donde había crecido antes del divorcio de mis padres, y trataría de ser su hija.

-No es que no lo quisiera-pense mientras armaba mi valija.

Yo lo hacía. Amaba a mi padre terriblemente, pero Jonghyun estaba en la casa. Él se quedaba allí a menudo, y era a él a quien necesitaba evitar.
Después de embalar mi ropa informal que iba a necesitar y mi atesorado y oculto vibrador[consolador O_O], mire dentro de mi armario para elegir lo que iba a ponerme en la fiesta anual del Día de San Valentín que mi padre daría. Era además, el tercer aniversario de su casamiento con Mi Youn. Si, ella realmente quería celebrar eso.

Tome un vestido tubo corto de seda negra del armario y lo colgue del pomo de la puerta. De mi aparador saque unas bragas negras, un sostén de encaje haciendo juego y medias de seda. Los colores oscuros satisfacían mi humor. El día de San Valentín era para los amantes, y yo no tenía uno.

Pensándolo mejor, mi padre no me extrañaría. La casa iba a estar atestada. No me necesitaban allí, yo no había asistido a ninguna fiesta de Mi Youn en casi un año. Eran ruidosas, alborotadas y a menudo resultaban un poco salvajes para mi gusto. Además, Jonghyun siempre terminaba haciéndome enojar durante la primera hora de la fiesta.
Sus oscuros ojos marrones de Jonghyun me mirarían, cínicamente lánguidos, siempre brillando con interés mientras los tontos a mi alrededor me sonreirían con afectada adoración.

Suspire desconsoladamente. Probablemente sonreiría tontamente si pensara que eso ayudaría. Si supiera cómo hacerlo. Su boca siempre parecía expresar sus pensamientos. El aire de superioridad de Jonghyun sólo lograba irritarme. Después de aquel primer beso, mi duro cuerpo manteniéndome cautiva contra la pared, mientras me susurraba lo que quería en mi oído. Mi cuerpo había estado de acuerdo, mi mente, trastornada y aturdida por las imágenes, había entrado en escena con una defensa instantánea: La inteligente boca de Jonghyun…

Habían pasado alrededor de dos años, cuando lo mire por ultima vez…

Me senté sobre la cama, todavía desnuda, mi feminidad húmeda, palpitando con el recuerdo que tuve hacia 2 años con Jonghyun.

— ¿Puedes soportar el calor, nena? —me había susurrado él, sosteniéndome contra la pared mientras empujaba su miembro entre mis muslos. —No voy a mentirte, ___tn. Te deseo demasiado. Pero no soy uno de tus alumnos al cual puedas manejar. Te deseo atada a mi cama, gritando, rogando por mí. Deseo bombear mi miembro en ese pequeño y apretado trasero tuyo, quiero oír tus gritos mientras estoy entrando allí y te penetro con un consolador comprado sólo para esa apretada feminidad- me dijo el perverso.

Solo temble ante el recuerdo de la excitación y la caliente y desesperada necesidad.

—Seguro —yo había respondido socarronamente — ¡Y luego yo puedo hacer lo mismo con tu trasero!
Jonghyun había osado reírse de mi. Reírse de mi mientras sus dedos se hundían en mi apretada y mojada feminidad y mi orgasmo ondulaba sobre mi cuerpo. Había jadeado, sintiendo el resbaladizo calor pulsar sobre mi feminidad, mojando los dedos de él. Luego los había deslizado al pequeño y apretado agujero que había prometido meter, un dedo hundiéndose hasta su primer nudillo, enviando una llamarada de dolor a mi cuerpo que había disfrutado demasiado para estar cómoda con eso.

Yo recorde mi miedo, palpitando tan caliente como mi lujuria. Y Jonghyun me había observado, su miembro grueso, duro bajo sus pantalones, sus ojos oscuros mientras yo pasaba por delante de él temblando.

— ¡Pervertido! —lo había acusado.
Los labios de él temblaron y sus ojos llamearon de cólera

— ¿Y tú? —me preguntó — ¿En qué te convierte esto a ti, nena? Porque tarde o temprano, tendrás que admitir que lo deseas.

— ¿Qué, que me violes? —había siseado.

Sus ojos de repente se ablandaron, una extraña sonrisa apareció en sus labios.
—Nunca violación, _____tn. Tú rogarás por eso. Porque los dos sabemos que lo deseas tanto como yo. Mi miembro deslizándose en tu apretado trasero mientras gritas que me detenga, luego gritando que nunca me detenga. Tú eres mía, ______tn, y yo sé como darte lo que necesitas. Cuando estés lista para aceptarlo, házmelo saber.- Me hablo Jonghyun, mirando fijamente mis ojos sin piedad alguna.

Yo solo sacudi su cabeza. Desearlo y aceptarlo eran dos cosas diferentes.

YO había soñado con eso desde entonces, demasiado humillada para pedírselo, y él rechazó ofrecérselo una segunda vez.

Toque mi suave, acalorada feminidad, mientras que mis ojos se cerraron y me acostaba sobre la cama. Pensar en lo que él deseaba me aterrorizaba, excitándome al punto que dolía. Pensar en su miembro, tan grueso y duro, entrando cuidadosamente en mi trasero mientras penetraba mi húmeda, suplicante feminidad con un consolador, atada, incapaz de luchar, incapaz de escapar, a merced de sus deseos, me había empapado de necesidad. Él no me lastimaría. Yo sabía bastante sobre Jonghyun para saber que él nunca me haría daño, pero podría mostrarse cosas sobre yo misma que no estaba segura de querer conocer. Él podía mostrarme una parte de mi que no estaba segura de poder manejar. Ese era un pensamiento escalofriante.

Tú, Mi Tentación. JONGHYUN & TNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora