Capítulo XIV: Verano

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Marzo de 2020, Pekín

Xiao Zhan volvía a sentirse esperanzado. Acababa de grabar su propia versión de un viejo clásico, "Oda a las Flores Rojas del Ciruelo", que formaba parte de una iniciativa del gobierno para promover el patriotismo y levantar el ánimo durante la pandemia.

Hay que admitir que no era el proyecto de regreso más emocionante, pero era seguro y, sinceramente, se emocionó al tener la oportunidad de cantar una canción de su querida ciudad natal, Chongqing.

Por primera vez en semanas, se sintió inspirado para crear, y empezó a trabajar en otros proyectos que podía relacionar con el lanzamiento de la canción. Los viejos hábitos son difíciles de cambiar, se rio para sí mismo. Cuando aún trabajaba como diseñador, siempre proponía a sus clientes formas de animar sus promociones para conseguir más repercusión, como presentar un nuevo logotipo en un evento con regalos u otros elementos vinculados que, casualmente, él también podía diseñar por una tarifa adicional.

Se sentía bien, esbozando un ensayo y haciendo estudios para las ilustraciones que acompañarían a la canción, todo centrado en la flor del ciruelo como símbolo de la primavera y el renacimiento, de la superación de la adversidad y la dureza del invierno. Esperaba que sirviera de inspiración a las personas que sufrían dificultades durante la pandemia, además de marcar su regreso a la escena pública con una nota positiva y de gran resonancia.

Y le levantaba el ánimo estar ocupado de nuevo, tener una razón para salir de la cama.

Cuando le contó a Yibo en qué estaba trabajando, éste se alegró y le avergonzó con un aluvión de elogios sobre cómo tenía el novio más brillante y creativo.

Yibo se mostró tan exagerado que Xiao Zhan escondió su rostro bajo sus brazos sin poder evitarlo. Pero si era sincero, le encantaba. Dios, ¿que un hombre tan increíble como Yibo apreciara de verdad su amor por el arte y le animara a flexibilizar sus habilidades? Era exactamente lo que necesitaba ahora, cuando era demasiado fácil ceder a las dudas.

No es que hubiera dejado de sentir el impulso de crear. Pero una vez que había emprendido este nuevo camino profesional, había asumido que el arte sería sólo algo que haría para su propio disfrute y nada más. Sin embargo, Yibo veía el potencial que tenía para utilizar su ojo artístico y su intelecto para diferenciarse de otras celebridades.

— ¿Quién más puede hacerlo como tú, Zhan-ge?

Xiao Zhan podría haber descartado todo lo que decía Yibo como su habitual forma de halagar, de no ser porque el propio Yibo había trazado su propio y único camino hacia el éxito. Nadie lo hacía como Yibo.

Y no había nadie en quien Xiao Zhan confiara más.

Así que cuando Yibo le pasó una pista sobre una nueva canción que podía grabar, Xiao Zhan supo que valdría la pena su tiempo.

— ¿Pero estás seguro de que no quieres grabarla tú mismo?

—Ge, ¿la has escuchado siquiera? Es una melodía tan brillante y alegre. Parece mucho más tu estilo que el mío, ¿no crees?

—Ah, Bo-ge, ¿cómo es que estamos juntos? Ni siquiera nuestros gustos musicales coinciden.

— ¿No es mejor que seamos como el yin y el yang? Encajamos perfectamente. De todos modos, ¿cómo podemos dominar el mundo del entretenimiento si somos exactamente iguales?

—Ah... Wang Laoshi es más sabio que su edad. ¡Sunbae!

—Oh, cállate —rio Yibo—. Bueno, de todos modos, ahora es tuya para grabar. Rik está esperando tu llamada para que le des tus ideas sobre la letra.

Estamos Hechos para Amar [ YiZhan ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora