6.evento / 1

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M: titi ¿te acerco a casa? -le preguntaba su amiga mientras ambas recogían las cosas de encima de la mesa donde se habían tomado un par de cervezas-

S: no hace falta, me voy a casa de Flavio -dijo con naturalidad cerrando su bolso después de meter las llaves de casa dentro y sacar un billete de la cartera para pagar- vive por aquí cerca

M: Sam, exactamente ¿que tienes con Flavio? -ella la miro, sin inmutarse-

S: nada -se en encogió de hombros. Decía la verdad-

M: no me mientas ¿nada? ¿Seguro? -encaró una ceja. Si, nada, no sabía que otra respuesta esperaba-

S: sexo Maialen, eso tenemos, nada más allá, ya lo sabes -se acercaron a la barra para que la rubia pagara, pues la anterior había pagado la navarra-

M: vale -pagó, salieron del local colocándose otra vez los abrigos y el aire de un frio Madrid les golpeó en la cara-

S: me voy para allá -dijo abrazándola en ver que iban en direcciones opuestas- de vuelta a casa te llamo -miro la hora en su mobil, ya eran las siete- o mañana, no lo se -corrigió contemplando la posibilidad que había de quedarse a dormir en casa del murciano-

M: adiós titi -se dieron un abrazo y varios besos en la mejilla- pásatelo guay -la valenciana asintió y se giró calle abajo, la casa de el quedaba a menos de cinco minutos así que no se molesto ni en conectar los auriculares. Le aviso de que llegaba en cero coma con un corto mensaje y el le respondió al instante-

Pico al timbre esperando que la puerta se abriese, escasos segundos después la manilla se movió y Flavio apareció delante de ella. Se acercaron y se besaron con ganas durante un corto tiempo, demasiado corto, ella se separó y el se hizo a un lado dejándola pasar.

F: ¿que tal? -Comenzó mientras pasaban a un salón ya conocido para la valenciana, se sentaron en el sofá el uno junto al otro-

S: como el culo -resoplo- tengo que ir a otro evento de mierda esta semana -se quejó- Ya no me quedan chicos en todo Madrid a los que invitar -eran eventos que organizaba su madre de puro postureo, pero desgraciadamente o no, tenía una empresa muy importante, una buena posición económica, y un gran reconocimiento en ese mundo por así decirlo-

F: ya sabes lo que pienso, a mi no me lo pidas -levantó las manos en signo de inocencia e hizo como si se las sacudiera con el pantalón- me sabe mal pero es que no podría, lo siento -ella resoplo, no podía enfadarse con el por eso-

S: si ya lo se, a ti no te lo pediría nunca pero...

F: ¿por que no me lo pedirías? -la corto extrañado alzando una ceja-

S: pues porque cada vez que voy con alguien no lo vuelvo a ver en la vida, se horrorizan y a ti no me apetece perderte -no me aparece repitió el murciano en su mente- encontrare a otro chico de aquí al sábado -abrió los ojos desmesuradamente-

F: el sábado es mañana -se encogió de hombros visiblemente decepcionada-

S: ya, pues tengo hasta mañana a las diez de la noche para encontrar a alguien ¿tú crees que quedó mal si traigo a una chica? -ahora se encogió de hombros el-

F: depende -suspiro hechando la cabeza hacia atrás-

S: bueno -se giró hacia el moreno acercándose. Parece que el drama del evento se le había pasado de golpe- ¿tu que tal? ¿como vas con tus hermanos? -fue su turno de resoplar-

F: bastante mal, mi padre no me dará la custodia ni muerto y no merece la pena que pague otro abogado porque volvería a ganar el. Tiene una vida más estable, dinero, y una mujer, yo tengo un piso de estudiantes y un piano -Samantha se acercó más, el también giró su cara hacia la de ella-

Quédate hasta el día que lluevan pianos [one shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora