¿Tenías que ser tu? III

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Hace una hora que el avión privado de mi padre aterrizó en New York, no quiero parecer una niña asustada, pero aún no e tenido el valor para bajar, bajar de este avión es aceptar que la decisión que tome no tiene vuelta atrás, que ahora viviré con mi padre y su esposa, que deje atrás a mi madre y a mi mejor amiga, que deje atrás a mi estupido ex novio y deje atrás toda mi vida.

Mi padre muy pacientemente está esperando que esté lista para bajar, supongo que entiende como me siento o quizás no, pero no quiere presionarme a nada.

—Vanessa, ya debemos irnos cariño. — Dice con calma, pero un poco de presión.

Lo sé, el claramente me dijo que debía estar aquí para ir a cenar con unos accionistas.

— Está bien, vamos. — Digo dudosa. Me levanto despacio de mi asiento y miro a mi padre, el hace lo mismo y me acompaña hasta la puerta de salida/entrada.

—¿Te sientes bien?— Pregunta.

Miro la hermosa ciudad de New York, como todos los edificios y rascacielos la iluminan, como las personas se ven tan chiquitas desde aquí, parecen hormigas. Quisiera tomar una foto de este hermoso paisaje, pero creo que quedará grabado en mi memoria por siempre. — Me siento genial. — Respondo segura.

Mi padre asiente y me señala para que bajemos las escaleras del avión, justo a unos metros del avión nos espera una de las limusinas de mi padre, su chofer está justo al lado de la puerta trasera. Los guardaespaldas de mi padre llevan todo el equipaje con una facilidad impresionante, lo guardan en la parte trasera y nosotros subimos en la limusina, cierran la puerta tras que mi padre sube y a los pocos segundos el chofer sube igual, para emprender marcha hacia mi nuevo hogar.

Así es, de esto trata la vida de mi padre, limosinas, choferes, avión privado, guardaespaldas. No es para nada mi vida soñada, pero supongo que es mi nueva vida.

Cuando me fui con mi madre de este lugar, jamás pensé en volver, si alguien me hubiera dicho esta mañana que todo lo qué pasó ocurriría, probablemente le hubiera dado un golpe y me hubiera vuelto a dormir. O quizás hubiera enfrentado el día.

Ya no lo sé, lo qué pasó es lo único que pudo haber pasado, pero no puedo dejar de preguntarme si mi padre tenía planeado que esto ocurriera. Tal vez no literalmente esto, que Adam me sería infiel con una estudiante de intercambio y que lo llamaría para darle un escarmiento y así volvería con él a New York para pasar mi ultimo año de preparatoria. Tampoco es que sea alguna especie de adivino o algo. ¿Pero tendría pensado que al final aceptaría a venir a vivir con el?

No lo creo.

Miro hacia la ventanilla de la limusina, mi padre no deja de ver su lapto, creo que está haciendo algo muy importante, los rascacielos desde aquí se ven aún más grandes, las personas van por la calle sin mirarse, con la mirada fija en sus celulares o en la acera, hay tantos taxis amarillos y ahora recuerdo porque le dicen la ciudad de las luces.

—Vanessa, mañana mismo empiezas a estudiar en tu nuevo instituto. Es el más exclusivo aquí y uno de los mejores del país. — Dice mirándome, en verdad pensé que tardaría en empezar a estudiar al menos una semana. Pero tampoco me sorprende saber que ya me consiguió un cupo en algún instituto de niños mimados y riquillos.

Quiero aclarar que no tengo nada en contra de ellos, pero el primero que me diga algo sobre la cantidad de ceros en sus cuentas, le doy un puñetazo.

Vamos llegando a la residencia en la cual viví durante parte de mi infancia. East Hampton.

Un lugar lleno de mansiones enormes, con la mejor seguridad, arquitectos reconocidos de todas partes del país o incluso internacionales, son traídos para construir la mansión de los sueños de los multimillonarios de este residencia.

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⏰ Última actualización: Jul 14, 2022 ⏰

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