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─── S ᴡ ᴇ ᴇ ᴛ s ᴄ ᴀ ᴘ ᴇ───
◤ ◥ ˗ˏˋᴍᴇᴍᴏʀɪᴇs˗ ◣ ◢
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Un sonido seco retumbó en las paredes , su respiración era agitada y su cuerpo se encontraba perlado, su corazón latía de prisa, desenfrenado advirtiendo con que en un mísero paso en falso saldría eyectado de su músculo cardíaco, toco fondo causando que un leve mareo le golpeara de pronto, trago en seco y sintió un agrió sabor en la boca no tardó en escupir la sangre que se acumulaba en su boca, limpio su labio inferior con torpeza y acomodó su cabello que se mantenía desordenado tras la agitada ronda. La campana volvió a sonar , en su cabeza , retumbar en todo su ser, su cuerpo actuó por inercia , un salto , una esquivada , un golpe que le dejó un ardor indescriptible pese a que se encontraba con el material de apoyo adecuado, cayó al suelo y se reincorporó de a poco, el primer round fue corto, pero ya no aguantaba el ritmo. Cabizbaja intentó controlar su hálito , relamió sus labios y posó su vista en aquel apuesto hombro de hebras albinas que sonreía con cierta gracia.
—anda makoto—chan ya es suficiente—dijo a la vez que hacía un ademán con la mano quitándose sus guantes, solo podía verse su torso desnudo que le causó un estremeciendo en todo su ser ,¿cuando se había quitado la maldita polera? Se cuestionó a la vez que renegaba, el varón de mirada turquesa alzó su ceja con confusión, cuando volvió a alzar su cabeza colocándose en posición de batalla, le sacaba más de una cabeza, pero una cosa era clara, no se iba a rendir hasta darle un golpe a esa escultura griega que tenía en frente, uno directo en su bello rostro. Que le tenían temblando sin control alguno.
Gojou satoru siempre fue su punto bajo, jamás se dio cuenta que tanto lo era, pero en su estadía en la academia de hechiceros lo descubría de a poco, a cada día que transcurría y su leve y notorio acercamiento.
Esquivo nuevamente el golpe del albino que fue rápido y mal intencionado, era vertiginoso como una jodida maquina sin control, makoto se vio en aprietos y a duras penas lo esquivó. Sin embargo quedó helada al sentir cómo tomaba sus muñeca con sus grandes manos apresándolas a la vez que le arrinconaba hacia las cuerdas del ring.
