El día empezaba.Los días empiezan, terminan, hay días malos, muy malos que te dejan pensando. Hay días buenos que suelen ser pocos, que te dan más ganas de vivir y ser feliz con las personas que amas.
Hay días de arrepentimiento y días mejorados por lo aprendido.
En el día del atentado estuvieron todas esas emociones.
Eran exactamente las ocho de la noche, los hombres de Cabello resguardaban la mansión de la Villa, como de costumbre.
Cerca de treinta hombres vestidos de negro cubrían toda la zona mientas que llegaban más personas de seguridad pues era el cumpleaños de la única hija de la narcotraficante y otras personas como políticos, artistas, diseñadores de moda y familiares asistirían a la pequeña reunión.
Cualquier persona que salía o entraba del lugar sería monitoreada sin ninguna excepción.
Y durante esa mañana Lauren Jauregui, Ashley Benson, las 20 personas de aseo y limpieza, eran quienes se encontraban en esa casa durante la ausencia de la criminal.
-¿Señora Jauregui?-fue la pregunta que escuchó Lauren detrás de la puerta.
La ojiverde cerró ligeramente su libro y giró su cabeza hacia el hombre que en su posición de descanso continuó.
-Buenos tardes. La señora Cabello llegará mañana por la mañana.
-Vale, gracias-contestó Lauren dejando de ver al hombre y continuó con su lectura.
-Si necesita algo no dude en avisarnos-mencionó amablemente el hombre sin moverse de su sitio, enderezó más su espalda y Lauren fingió que se le cruzaba una idea.
-Ya que lo dices-dijo levantando su mirada del libro y dirigió sus ojos al empleado-, ¿Ashley se fue?
-Salió esta mañana, ¿le doy algún recado?
-No-respondió con una voz que ni Camila reconocería-. Bueno, estoy segura de que la bebé tiene alguna niñera y quisiera que la llames, necesito respirar un momento.
El trabajador juntó sus cejas confundido, pues él tenía entendido que Lauren debía estar las veinticuatro horas del día con la niña, además que en ese momento la pequeña Elleh se encontraba en la alfombra jugando con sus carritos. Pero era una petición de la esposa de su jefa lo cual se convirtía en una orden para él.
Cuando la niñera llegó, Lauren ya estaba lista y no daría vuelta atrás, la obviedad era su enemigo en ese momento al igual que las cámaras.
Baños, salas privadas con seguro, habitaciones de lujo solo para los dueños eran lugares a los cuales Lauren tenía total acceso como también, eran lugares donde no había personal de seguridad y cámaras.
Así que entró a una sala de billar.
El lugar brillaba por el lujo y amplitud, no tenía luz natural sin embargo los tonos de los focos lo mostraba reluciente.
Lauren bajo los tres escalones de color marrón, y caminó hacia la barra, se sirvió un trago mientras que escuchaba como la puerta se abría.Después de algunos segundos, unas manos grandes tomaron su cintura y unos labios pasearon por su cuello logrando que una sonrisa presuntuosa apareciera en sus labios.
-Hola, ¿me tardé?-preguntó el hombre cerca de su oreja causando nada en el cuerpo de Lauren que fingió removerse-No sabía que la rubia se había ido.
-Depende, ¿lo conseguiste?-contestó ignorando el segundo comentario mientras que se giraba en los brazos de su amante, Nicholas Andersson, mismo hombre que enamorado asintió mientras le sonreía.
ESTÁS LEYENDO
Often
FanfictionUna inspectora obtiene el caso de la peor criminal de la historia, una delincuente que tiene demasiados problemas mentales y una seria obsesión amorosa por la mujer que debe conseguir pruebas para su pena de muerte.