Cuando desperté por la mañana lo primero que hice fue tomar uno de mis libros favoritos, no era mi costumbre llevarlos a la escuela y menos por razones como estas, acaricié lentamente la pasta antes de guardarlo en mi mochila y comencé mi rutina, tomé una toalla y me dirigí a la ducha, dándome un largo baño, al terminar me lave los dientes mirándome brevemente en el espejo y me puse mi ropa usual jeans, tenis y una blusa negra. Tomé mi mochila y corrí escaleras abajo, escuché como mis tripas resonaban en mi estómago, puse mi mano sobre él y mire el reloj, ya era algo tarde.
No tengo tiempo... quizá pueda.... El rugido de mis tripas me interrumpió así que solo tomé una manzana de la cocina y me dirigí a la salida.-Adiós a todos...- Hice un gesto de despedida y salí de mi casa, realmente solo estaba yo ahí así que no me molestaba hacer eso por que así no me sentía tan sola, al menos alguien contestara.
(....)
Llegando a clases me coloqué en mi asiento habitual, solo tuve que esperar un par de minutos antes de que aquel chico apareciera y se sentara junto a mi.
-Hola... tú....- Hizo una pausa mientras se sentaba - Umh... nunca mencionaste tu nombre.
-Tu tampoco. -Sonreí y me en cogí de hombros.
-Entonces....¿Cual es tu nombre?
Lo observé unos segundos antes de contestarle.
-Artemis, así me llamo.
-Wow... Así que sois una diosa griega -hizo un tono de voz muy sofisticado y me guiñó el ojo-
Lo miré, ¿Como podía burlarse de mi? Era estúpido. Me aclaré un poco la garganta- Y ¿Tú eres..?
-Daniel... un gusto conocerle, bella doncella- Tomó mi mano y estuvo a punto de besarla y el sonido del timbre para comenzar las clases le detuvo. Me salvé pensé para mi y me acomode bien en mi asiento sin volverle a ver al rostro, él definitivamente se burlaba de ella.
No había vuelto a hablar con ese chico durante las clases, hasta que lo vi acercarse a mi en el almuerzo.
-Hola, doncella.
Lo intenté ignorar, y no me tomé la molestia si quiera de retirarme mis audífonos, al parecer si había entendido la indirecta por que no volvió a decir una palabra hasta un par de minutos después.
-No puedes ignorarme por siempre. -levante la mirada y el se encogió de hombros.
-¿Solo vendrás a burlarte?- Le miré a los ojos y levanté una ceja.
-Yo no me he burlado de nadie.
-Si, de mi y de mi nombre.
-¿Solo por que te he dicho que eres una diosa griega? -Hizo una pequeña mueca-...Disculpe, señorita, eso era más bien un cumplido.
Lo vi incrédula y me en cogí de hombros, no me apetecía discutir con alguien que no conocía, iba a colocarme mis audífonos cuando recordé que llevaba algo para él.
Tomé muy mochila y sin ver dentro saqué un libro de pasta delgada, estaba algo grueso y lo puse en la mesa cerca de él, sopesó un momento mirándome a mi y luego al libro.
-Tomalo y me dices si te gustó.
-Gracias - me vio sonriente y guardó con mucho cuidado el libro en su mochila.
Al tomar el libro me quedé un poco perdida al notar unas pequeñas cicatrices por toda la parte interior de los brazos y muñecas, no eran muy grandes pero sí muy notables de un color un poco más claro que su piel, levante la mirada y vi que su mirada era fría, simplemente se levantó y se fue. Quizá lo había ofendido, pero ya no importaba.