31.- Finn.

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Ginger's POV.

¡Que alguien me pellizque! Estoy abrazando a Abril Rizzo, ¡la verdadera Abby!

—¡No puedo creerlo! —exclamé abrazándola aún.

—¡Yo no puedo creerlo! —rio ella correspondiendo el abrazo.

—Y yo no puedo creer que aún no dejan de abrazarse —Theo rodó los ojos sentándose en el sofá.

—No le hagas caso, está celoso —habló Abby sonriendo.

—Es que —me toqué el rostro y aproveché para golpearme la mejilla y pude percatarme de las lágrimas que caían por la emoción—, es... Estás aquí. Me imaginé este momento muchas veces y... Es increíble.

—Hey, tranquila. Tampoco es como si estuvieras frente a... ¿Julien Garnier? —habló girando con una risilla lentamente hacia Theo, que cruzaba los brazos y gruñía como un pequeño niño— ¿Estás celoso, Chubby?

—Nada de eso, solo estoy viendo televisión —gruñó de nuevo mirando la pared, con el televisor apagado.

—Theo —murmuré mirándolo, me acerqué y toqué su brazo. Él giró a verme y suspiró.

—No estoy celoso —volvió a gruñir caminando hacia las escaleras y subiendo, alejándose.

—Está celoso —afirmó Abby.

—Yo... No, tal vez se molestó.

—¿Por qué lo dices? —preguntó Abby sentándose a mi lado.

—No lo sé, tal vez porque...

—Solo quiere atención, Ginger. Conozco a Theo como si fuera mi hijo. Está celoso.

—¿Segura? ¿Y si voy a verlo?

—Más que segura, ve a buscarlo y verás que no tiene nada. Ya tendremos tiempo de conversar —me guiñó el ojo y estiró la mano para que me levante.

—¿Pero qué hago? —dudé dejando de caminar.

—Lo que se te ocurra —me empujó hacia allá.

¡En las cosas que me metía!

Subí tímidamente por los escalones y me dirigí con lo poco que recordaba a la habitación de Theo.

Toqué la puerta un par de veces y esperé.

—¿Qué haces? —preguntó Theo recostado en el marco de una puerta.

—Te estaba buscando.

—¿En la habitación de mi mamá? —sonrió de lado.

—Oh, me confundí —fruncí el labio mirándolo—. ¿Estás enojado por algo?

—No estoy enojado —se apoyó en la pared, pero hizo un mal movimiento y se resbaló cayendo de trasero al piso. Yo me tapé la boca intentando no reír, pero al ver que el empezaba a reírse... Reí.

—Ven aquí —estiré la mano ayudándolo a levantarse— Abby dijo que solo querías atención.

—¡No es cierto! —estiró el labio—, es solo que...

Bufó mirando hacia arriba.

—¿Qué?

—Soy un niño, sí. Estaba celoso. En cuanto apareció Abby pasé a segundo plano —cruzó los brazos.

—Eres un tonto —reí abrazándolo.

—¿No deberías estar abajo con Abby?

—Pero estoy aquí —me separé de él y le pegué en el brazo— vuelve a hacer una escena de diva yéndote así y te las verás conmigo, Collins.

GingerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora