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turn me on fire
⠀ ⠀⠀ ⠀𑁍 Esta es una obra de mi autoría.
⠀ ⠀⠀ ⠀𑁍 Créditos del mundo original a hajime isayama.
⠀ ⠀⠀ ⠀𑁍 Discreción al leer, se tocan temas sensibles.
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La tenue luz de la farolilla alumbraba una silueta arrodillada, con la frente contra el suelo de madera y cómo temblaba ante el roce de una mano femenina contra su rostro. Tenía las manos atadas tras de sí mismo, llevaba aún el uniforme de soldado y la camisa desabotonada, se notaba cuánto se había dedicado a fortalecerse físicamente sin abandonar su complexión más delicada a diferencia de otros soldados. Pero sobre todo, en sus hinchados labios, el temblor constante, su voz rota y los rocíos andando libremente sobre su rostro, demostraban la humillación de su vida.
Su cabello rubio cubría sutilmente su frente sudorosa. Ese mismo chico conocido como el más inocente dentro de todos, ese chico sin maldad, el único decente en medio de tantos simios como Connie o el mismo Kirschtein, ese mismo chico ahora se sacaba la máscara frente a ella, mostrando sus más oscuros deseos y esa fantasía de ser humillado una vez más, de ser sometido ante ella, ante su silueta entre las sombras, de sentirse como un animal buscando consuelo, arrastrándose como un miserable en busca de una sola caricia; e irónicamente la sensación de ser mirado desde arriba le calentaba de sobremanera. Solo ella le hacía disfrutar sensaciones tan humillantes, solo con ella se sentía bien ser mandado a callar y obedecer sin dar discusión, solo con ella sentía el ardor de su tacto recorriendo toda su columna, alimentando su sed de tomarla allí mismo, utilizado como un esclavo, como si su única utilidad fuese satisfacerla. Y no estaba tan distante de la realidad en lo absoluto.
Tembló una vez más cuando su mentón fue alzado con el extremo de la bota de su acompañante, haciéndole alzar la mirada con un brillo delator en ésta. Disfrutaba de ello más de lo que él mismo desearía, su deseo de ser dominado como un animal se volvía insano y estaba cada vez más cerca de caer en la locura entre los cálidos brazos de su chica. Estando en sus cinco sentidos se cuestionaría su actual modo de vida, había abandonado la idea de ser un hombre correcto, de hacer las cosas como las ordenan los demás, se había cansado de no ser tomado en serio y cuando conoció la mirada demandante de ella todo se le fue a la mierda, sin darse cuenta ya estaba de rodillas suplicándole ser tocado.
Si estaba o no en lo correcto era lo de menos, era su sucio secreto, su verdadera cara, con ella mostraba su lado más sádico e inestable. Estaba totalmente roto, una ronda de humillaciones le excitaban sin saber cómo, reconocía haberse hundido en la miseria cuando aceptó ser tratado como si fuese una aberración o un excéntrico. Pero nadie era inocente, todos escondían un oscuro secreto, así sea lo más bizarro de sus vidas. Sabía ―tras una noche de borrachera― cómo a Eren le encantaba ser el sumiso en la relación con su novia. Si ser sumiso era el secreto de Eren y nadie lo vio como una anomalía, e incluso otros confesaron tener la misma fantasía, ¿ser un miserable también es normal, no?
Tal vez lo estaba analizando demasiado cuando realmente eso era lo que menos desaba hacer, sabía que si hacía un análisis terminaría humillándose aún más. No era normal, nunca había sido un niño normal, se acostumbró a llevar la máscara de un chico indefenso mientras ocultaba sus insintos bestiales dentro de sí mismo. Mientras el Armin indefenso no sabía nada sobre la vida, el chico detrás de esa falsa careta sonreía con cada tonto que le creía todo su teatro. Fue tal vez era la razón detrás de su locura; todos caían con sus mentiras, todos terminaban enredados en sus manos como marionetas, sabía controlar cada maniobra que daba hasta la aparición de ella en su vida. Ella nunca le creyó los llantos ni la falsa mirada de inocencia, ella lo vio desde el inicio, vio cómo el miserable se escondía entre las sombras de un escenario actuado, y eso le hizo caer rendido ante sus aires de superioridad.
Eran dos mentirosos mintiéndose sin creerse.
Cuando él iba ella venía, y cuando ella iba él saludaba desde la cima, se conocieron las mañas, se sacaron las caretas el uno a otro y solo sintieron la necesidad de adueñarse mutuamente. Todo comenzó como miradas discretas, roces de mano, él colaba las manos a su rodilla cuando nadie veía, ella no rechazaba sus caricias y un día, en una de las discusiones rutinarias sobre el más mentiroso, Armin atinó a callarla con su boca sobre la contraria.
Pero nada terminó como lo hubiera deseado, o al menos no en ese momento. La mordida de labio fue casi instantánea en el momento en que reaccionó ante la situación; el rubio soltó sus hombros mientras tomaba distancia, notablemente sorprendido de sí mismo. No alcanzó a reaccionar cuando los dedos de ella ardieron en su rostro con la marca de los cinco en un notable carmín contrastando su blanca tez, lo había abofeteado. Desde ese momento entendió cuál sería su infierno. Había sido un idiota, había cometido errores, había actuado como un tonto muchas veces y ahora la vida lo estaba abofeteando literalmente.
―Hazlo de nuevo ―sentenció al final, con el rostro ardiendo, una mano marcada y una creciente erección en medio de sus muslos. ⠀ ⠀⠀ ⠀
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⠀ ⠀⠀ ⠀ 01. Escenario sin editar, favor de no comentar los errores.
02. Todo esto es solo ficción, no intento normalizar ni romantizar relaciones tóxicas o violentas. Si a usted le excitan esta clase de conductas en su vida sexual, está en todo su derecho de decidir llevar su sexualidad de esa manera mientras sea consensuado. ⠀ ⠀⠀ ⠀ ⠀ ⠀⠀ ⠀
