♱ Segunda gota ♱

331 47 76
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Una dolorosa presión cubrió el cuerpo de Jungkook cuando despertó de su letargo. La habitación no estaba muy iluminada así que no se lastimó los ojos al abrirlos. Solo se quedó ahí, echado un rato, intentando asimilar si seguía vivo.

Su cuerpo dolió tortuosamente cuando quiso pararse. Sí, seguía vivo. Hecho mierda, pero vivo.

Escarbó entre sus borrosos recuerdos sobre lo ocurrido después de negarse a pelear para su padre. Claro, había sido atacado por los gorilas de su padre, habían matado a Taehyun y él a ellos.

Pero ¿Dónde estaba?

Irguiéndose todo lo que pudo visualizo la agradable habitación. Paredes de un azul muy claro, cortinas oscuras que tapaban la ventana cuadrada, un sillón con un par de mantas dobladas sobre este, una gran alfombra blanca, cuadros de paisajes y un gran armario blanco. Además, estaban los peluches aglutinados en una esquina.

¿Dónde había ido a parar?

Después de una larga pausa se sentó en el borde, notando las vendas y la intravenosa en su brazo derecho. Solo era suero fisiológico.

¿Un hospital? No, probablemente no. Ningún hospital tendría este tipo de decoración.

Con cuidado se sacó la intravenosa y busco algo que ponerse. Abrió el armario, la mayoría de la ropa está muy pequeña para él, sin embargo, pudo encontrar algo que le entrara lo suficiente y no le cortara la circulación. No se quitó las vendas, no sabía quién le había curado, pero aprovecharía un poco de ese altruismo. Si es que lo era.

Se acercó a la ventana corriendo un poco la cortina, en frente se podía ver un parque y al fondo calles con algunos comercios, aunque la mayoría eran pequeños edificios y viviendas grandes.

¿Barrio de ricos?

Se alejó de la ventana a un portarretrato colgado a la pared, aparecían 3 personas; un hombre alto con labios gruesos y mirada atrevida, otro hombre igual de alto con el cabello corto y hoyuelos en las mejillas, y por último uno más joven, bajito, de mejillas regordetas y sonrisa hermosa.

¿Esta es su casa?

Se quedó mirando más tiempo la foto, el chico bajito había llamado su atención ¿Lo recordaba de algo? Definitivamente no se olvidaría de una cara así. Un ángel.

El olor inconfundible a comida le hizo gruñir el estómago. Abrió la puerta de la habitación buscando ser silencioso y se asomó a un pasillo largo con otras 3 puertas ¿Esta casa era así de grande?

No fue cotilla, así que solo caminó hasta el final, siendo recibido por una gran sala con sillones claros, un enorme ventanal que le encandilo unos segundos y una televisión de plasma en la pared izquierda. A la derecha una encimera alta separaba la sala de la cocina que era igual de grande y con una isla en la mitad, en donde dos personas hablaban.

Clandestino +18 ➽ KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora