Día a día

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Cada día me sentía un poquito mejor. Tener a Raquel compartiendo casa era lo mejor que podía haber hecho.Era una chica súper alegre llena de positivismo , que sabia escuchar y era sincera.

Nos repartiamos las tareas del hogar, hacer la comida, limpiar... Y luego trabajando también era estupenda.

Ese día que marco el camino de mi destino.

Le tocaba a Raquel hacer el desayuno, y cuando me levanté y fui a la.cocina vi una bandeja. Una tostada con forma de corazón , con mermelada de fresa dibujando una sonrisa y piña troceada con un gran zumo de naranja. Raquel estaba al lado esperando mi reacción. La sonreí y me levanté abrazarla.

-Oin que gracioso, que rico todo muchas gracias Raquel asi da gusto enpezar el.día.

- Eso eso, asi quiero que estes sonriendo como la tostada.

Y se fue a doblar ropa, ella ya había desayunado, le gustaba madrugar para aprovrchar bien el día decía.

Me había gustado el detalle, pero en realidad me había quedado triste, asi era como Gustavo me había despertado llevandome tostadas sonrientes a la cama.

Pero bueno , la vida seguía, esto era una tontería. Me lo comí todo y cuando estuvimos preparadas fuimos a la.peluquería.

Estaba siendo una mañana normal , con las clientes de siempre. Hasta que entro él.

Era un.chico alto, delgado, con el pelo color castaño claro, y esos ojos, esos ojos marrones . Saludó y sonrió, y ahí estaba esa sonrisa, me alegró la mañana con solo verla.

Pero que estaba haciendo, que no, que yo no quería saber nada de chicos, tampoco me podía permitir fijarme en ellos, que me enamoro.

Venía a cortarse el pelo, lo que daría por tocar esos cabellos.

Pero era Raquel la que estaba libre en ese momento y ella le iba atender.

Empecé a sentir que no paraba dee mirarme, y se cruzaron miradas. Creo que Raquel se empezó a dar cuenta de ello.

-Perdone caballero, le toca a usted, si desea que le atienda la señorita Ire no tendré inconveniente.

-Hola buenos días, no dudo que usted no lo haga bien, pero sé por el letrero que ella es la dueña y me gustaria disfrutar de su trabajo.

Raquel se rió de ello, vaya ezcuda barata había dicho, pero por que hacia esto Raquel, esta chica era tonta.

-Claro señor como desee, Raquel ocupate de terminar a doña Tere.

-ooh porfavor no me llame señor, me llamo Raúl.

Y me volvió a sonreir, a mí me temblaba hasta el alma, mi yo interior estaba histérica.

Entonces pude lavarle sus cabellos, pude tocarlos, pude sentir su olor, era diferente, pude ver como cerraba y abría sus ojos, pude cortar sus cabellos.

No hablamos nada, solo cruzabamos miradas y sonrisas. Por un momento me llegué a sentir sola en la peluquería con él. Y cuando acabé.

-Me ha encantado, ha sido muy amabld, Ire, puedo llamarte Ire? Volveré por aquí.

Me pagó y se marchó, yo me había quedado bloqueda, no podía articular palabra. Cuando supe que estaba fuera, mandé una mirada fulminante a Raquel.

Ella intentaba controlarse la risa. Encima le parecia gracioso.

Cuando estuvimos solas a punto de cerrar.

-Pero Raquel por que has hecho eso?

-Pero como no lo voy hacer Ire,si no paraba de mirarte, me habeis encantado.

-Pero si sabes que aunqje me mire, me da igual, yo no quiero nada cob los hombres.

-No se, él parecía diferente.

-Bueno, dejemos el asunto, no creo que vuelva.

-Ya, claro.

Espero que no vuelva, quiero permanecer lejos , lejos, lejos, pero ya habia estado pensando een el todo el día se me había ppasado el día volando, genial, a ver si se me olvidaba, si había sido una tontería.

Cerrado.
Queridos lectores, gracias por leerme y dar una oportunidad a esta historia que esta naciendo. Un besito a todos y que lo disfruteis. Un abrazo vuestra autora

El amor también puede dolerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora