No es fácil

50 11 1
                                    

7 de octubre de 1998


La vida puede dar tantas vueltas, incluso de un día para otro, como mi cabeza las da desde el día en que perdí las canciones, no pudiendo dar con ellas ni el día de ayer ni el de hoy tan siquiera.

Y no era lo único que ha estado en mi cabeza dando vueltas, también ese contacto tan breve y rápido con él cuando salia de mi clase, obligándome a mi mismo a alejarme tan rápido que casi no me sentía ni a mi mismo. Todo pasa porque no pienso antes de hacer las cosas o simplemente porque la vida decide darme un escarmiento sin saber realmente la razón por la cual sucede así de esa forma.

Moviéndome por entre esas estanterías, el día de hoy siendo que estoy en la universidad, en una hora libre de la que disponemos por la ausencia de nuestro profesor, trato de recopilar todo cuanto necesito para un trabajo que tengo por hacer, sintiéndome ya tan cansado, viendo como Gun bosteza seguro que porque también se siente así, siendo consecuencia de tantas horas que pasamos en la universidad, del buen día que hoy hace y de que seguramente se haya pasado la noche entera en vela aunque eso no lo compartirá conmigo.

— ¿Vas a seguir buscando esas canciones que has perdido?

— No me serviría de nada —dejo el libro en su lugar —simplemente olvidaré que existen porque nunca daré con ellas. Seguramente ya las hayan tirado igualmente a la basura y eso es lo que he decidido pensar y creer.

Gun de un momento a otro parece sin intención de insistir más, de tal forma y casi sin darme cuenta quedándome solo aquí en la biblioteca, escuchando un rápido me voy primero de su parte, siendo así como la tarea de buscar y encontrar queda unicamente en mis manos.

Aún así, el tener que buscarlo yo solo, no puedo evitar sonreír imaginando que no solo se ha ido mi amigo sino con quien, porque no puede ocultarme con alguien ha debido de quedar aunque no sepa con exactitud de quien pueda tratarse.

Mirando la lista de libros que aún me quedan por encontrar, fijando mi atención en la extensa cantidad de libros que hay frente a mi, un bostezo repentino surge en mi, decidido a dejar la pila de libros que ya tengo sobre una mesa, sentándome con la libertad y el derecho de descansar aunque tan solo sean unos minutos.

**

Están en mis manos. Todos esos papeles con garabatos que para muchos no significarán nada pero para mi tiene el mayor sentido. Un sentido tan significativo como lo es estar en este lugar, en esta biblioteca que habitualmente nunca frecuento ni aún siendo una necesidad, contando con otros métodos personales para obtener cuanto necesito.

Pero eso son meros libros.

A quien deseo estaba hasta relativamente hace unos minutos con ese amigo suyo que tuvo el atrevimiento de alejarle de mi, de protegerle de mi persona como si yo fuese el mismísimo demonio. Ahora, en este instante, se encuentra solo, dejando la pila de libros que cargaba, ocupando con su cuerpo la silla junto a una mesa individual libre en la que, observándole en la distancia, le veo recostarse, descansando su cabeza sobre sus brazos tan cómodo como plácidamente descansa, quizá duerma, deseando por mi parte que sus sueños sean dulces.

Cuidadosamente, dejando el libro que en mi mano sostengo en un lugar cualquiera, me acerco hasta la mesa en la que se encuentra sentado, descansando de tanto cuanto ha debido de hacer el día de hoy, teniendo una privación completa por verle durante las clases, incluso en los tiempos libres en los que soy conocedor de sus intentos por ocultarse de mi como ahora está haciendo.

Incapaz de dejar de mirarle puedo ver como su cabeza pasa de estar en dirección a mi persona a encontrarse en la opuesta, hacia el enorme ventanal del que el sol da de pleno en su rostro, provocando que Plann frunza su ceño, estando claramente incomodo por ello. Cuidadoso como he sido hace un momento me acerco más a su cuerpo, siendo la acción que ahora hago la de estirar mi brazo, aliviarle de la molestia que siente con mi mano sobre sus ojos, a una distancia prudente para no perturbar su sueño.

Quizá no sea por mi acción, quizá si que lo sea. Ahora que el sol no da en sus ojos porque mi mano le está protegiendo de ello, una sonrisa aparece en su precioso y blanquecino rostro, este que me gustaría acariciar, besar, sentir en su plenitud, siendo un deseo del que pronto me estaré deleitando.

— Cuando comprendas lo mucho que me gustas y te deseo Plann —hablo casi en un susurro —serás completamente mio y te darás cuenta que de nada te sirve esconderte de mi.

No se mueve, continuando en ese sueño que le tiene tan atrapado como este joven hombre mi corazón, mis deseos, mis impulsos que controlo como bien puedo para no abalanzarme, perturbar su sueño y besarle hasta saciarme.

Al igual que mis propósitos no son los de perturbar a Plann alguien decide irrumpir que pueda continuar aquí, viéndome obligado aunque no quiera a dejar de protegerle del molesto sol, viendo como su expresión cambia tan rápido como empieza a moverse. Inclinándome por un momento, escuchando esos pasos, esa voz que reconozco como la de su amigo porque dice su nombre, otra femenina a otro lado que también reconozco por ser Samantha, siento su aliento, su respiración alterada por estar despertándose.

Quisiera besarle, dejar mi marca en sus labios, pero el tiempo juega en mi contra de tal forma que me limito a ser tan solo un roce, poniéndome ahora en pie, alejándome de forma apresurada en el momento en que sus ojos ya estaban abriéndose.

Cruzando estas puertas, saliendo por la principal sin ser visto, tengo la idea clara en mi cabeza de que esto no queda aquí, que tendremos pronto un encuentro en el que no se librará tan fácil de mi, estando tan cerca como la satisfacción por saber cuanto podre hacer acelera mi corazón, mis pasos hasta la salida de la universidad, encontrándome en esta con mi amigo y lamentablemente con Samantha que se dispone a llamarme, decidido a ignorarla aunque no sea fácil, a pesar de que su brazo esté enganchado al mio y esté obligado a ir a tomar algo con ella.

Porque así funciono yo.

Todo el mundo cae rendido a mis pies y a mi me gusta que eso suceda así.

Y pronto ese todo el mundo se reducirá a uno solo que caerá a mis pies si, pero quedará en mis manos para siempre.

Soy consciente de que no es fácil, pero tampoco es un imposible.

¿De quien eres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora