Chaquetas de cuero

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1995

Mi historia, o lo que lleva escrito la vida de ella, no es la más larga del mundo, y eso que pasar dieciséis años vivo es un lapso de tiempo ya inapropiadamente fastidioso. Pero me queda todavía mucho que idear para vivir, aunque sea solo oír palabras retumbantes en mi cabeza, que tienen razón muchas de las veces.

"—Si sus ojos te hablan desde lejos, ignóralos, no están a tu alcance—."

Mi amigo Fernando me lo dijo el otro día mientras nos asoleábamos cerca de la cancha de fútbol, mientras yo observaba a Karla desde su lado. No esperaba que él se diera cuenta de ello, pero debí ser muy obvio al perderme de lo que él me decía:

—Deja de mirarle Jonas, ella no es para ti. Nadie es para nosotros.

Fernando siempre se expresa de esa forma, y tal vez por eso es mi único amigo. Nos juntamos a fumar en las tardes justo en el mismo lugar desde que tenemos memoria, observando a las personas como los inadaptados que somos —yo siempre a Karla—, que se alejan varios metros al cruzarse con nosotros.

No somos malas personas, desconocido, en lo absoluto. Somos buenos estudiantes y no faltamos a clase nunca, el único problema es vernos de esta forma. Intimidamos a muchos, y tan sólo somos unos adolescentes. Le he comentado a Fernando que busquemos mejores ropas para utilizar, pues el cuero no es bueno para todas las épocas del año. Él nunca dice mucho al respecto, y me estoy cansando de utilizar esto todos los días. Lo único que pude sacarle sobre el tema, y fue lo mismo de siempre: es que con las chamarras parecemos estrellas de rock. Pero estoy en desacuerdo con su idea, por mí parte me convencí de que parecemos: "Las estrellas de la porquería"; y es por eso que no conseguimos a nadie. Ni él a un chico amable, y yo a la chica que miro todas las tardes.

He observado a Karla desde mucho tiempo atrás, pero temo acercarme a ella. No soy capaz de dirigirle la palabra sin que ella comience a gritar, o al menos eso creo que hará si me ve acercarme. Estoy dispuesto a olvidarla de una vez por todas, aunque no estoy de acuerdo ni con mis pensamientos. Me duele no ser tan fuerte, desconocido, porque ya no quiero seguir escondiéndome, pero es eso, o lo propenso que soy para ser lastimado, tal vez por ello nos paramos aquí todas las tardes, con la razón de que nadie nos juzgue por lo que en realidad sentimos.

Algún día nos liberaremos de esto, y seremos diferentes. Yo lo sé. Por ahora seguiremos escondiéndonos detrás de estas chaquetas de cuero y cigarrillos de nuestros padres. Estamos cómodos así, desconocido. En tanto a Karla, no será algún día mi futura esposa; pero que me dirija la palabra ya sería un enorme trayecto recorrido en esto que llamamos vida.

Espero que estas tontas palabras no te aburran del todo, porque sería en vano escribir todo esto. No es lo mejor del mundo, desconocido, mi vida no es del todo divertida, pero puedo contar una parte de mí, y que esta parte se mantenga viva en estas hojas de rayas.

"Rescátame de tus ojos color a mar, como si en verdad me estuviera ahogando".

Escritos de un chico malo enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora