❦︎ 𝓒𝓾𝓹𝓲𝓭 ➵ 𝙲𝚘𝚛𝚋𝚢𝚗 𝙱𝚎𝚜𝚜𝚘𝚗 ✔︎

♡︎ 𝙲𝚑𝚊𝚙𝚒𝚝𝚛𝚎 𝚅𝙸𝙸 ♡︎

❦︎ 𝙽𝚎𝚐𝚊𝚌𝚒𝚘́𝚗 ❦︎

♡︎

12 días para San Valentín

Ese día por la mañana, Corbyn Valentín tenía un objetivo, más allá de lo esperado.

Deseaba encontrar su equivalente, así que para comenzar lo buscó en google como "características del amor" una estupida forma si me lo preguntan, pero el pobre se sentía mal por no saber cual era el suyo.

Google le dio varios resultados, entre ellos; características de amor verdadero, amor familiar, amor en la adolescencia. Pero nunca lo que él en verdad buscaba.

Bufando totalmente molesto y desilusionado, cerró su computadora y la lanzó suavemente sobre su cama. Era domingo por la mañana y tenía que terminar un proyecto para el miércoles.

Se recostó boca abajo en su cama, junto a su computadora; sacando su teléfono de su bolsillo trasero de sus jeans, tecleando un mensaje para su amigo de ojos azules y ponerse de acuerdo.

- Puedes venir hoy a mi casa y avanzar al proyecto, ojitos?

Daniel. Es más fácil que tú vengas. Tengo todo el material acá y no creo necesario moverlo, así que mueve tu trasero de donde quiera que estes y ven.

- Lo último se me hizo totalmente innecesario.

Daniel. ¿Te parece? Por cierto, Samantha está aquí.

- Te veo en quince minutos.

Y aunque aquello pareció un acto desesperado, Corbyn no quería que pareciese eso; solamente que él escribía muy, demasiado lento y Daniel tenía dedos rápidos.

Daniel. ¿desesperado? Nah, como crees?

- Eso no era lo que quería decir, pero no perderé el tiempo tratando de explicarte; así que dejaré que te ilusiones.

Tecleo la respuesta para después enviarla. Dejó su teléfono en su cama y se puso de pie rápidamente para cambiarse y posiblemente darse una ducha.

Tardo más de lo esperado al llegar a la casa Seavey con una hora y media de retraso, que a pesar de que él y Daniel no habían quedado en un horario fijo; era obvio que ya iba tarde.

Además, no fue su culpa del todo. Había una persona que ocupó su mente en todo momento y aún lo hacía. Era estupido para él hacerlo, porque a pesar de que se juraba así mismo que no era así, era imposible no pensar en su sonrisa.

Trato de no arreglarse para impresionar a la chica, sabía que no debía hacerlo porque lo que sentía eran cosas raras que él jamás había experimentado. Además, era muy tonto el pensar tan si quiera en la posibilidad de que la chica pensaba tanto en él como Corbyn lo hacía.

Todo le parecía muy apresurado, ni siquiera la conocía más allá de su nombre. No sabía su comida favorita o color favorito; lo que le gustaba hacer en sus tiempos libres o si le gustaba salir a mojarse en una tarde lluviosa.

Eran detalles que a Corbyn le fascinaban saber de la otra persona, porque sus padres así eran; se conocían a la perfección y él siempre creyó que eso era lo que le daba vida a una relación.

"Llegas tarde" dijo Daniel abriendo la puerta principal al ver a su amigo.

"Lo lamento" dijo "Mi padre quería que le ayudara en algo, ya sabes cómo es" sonrío inocente al inventarse algo tan rápido. Jamás había sido bueno mintiendo.