Los nervios comenzaron a surgir después de que su sangre se enfriara. Estos eran los dueños de la compañía en la que trabajaba. Podrían despedirla ahora. Sin necesidad de decir una sola palabra. Pero a ella no le importaba. Había valido cada gemido, cada empuje y cada succión el estar entre ellos.
—Sí. ¿Hacéis esto a menudo? —Ella preguntó en voz alta. Aunque era una fantasía personal suya el estar con los dioses gemelos del sexo entintados y perforados, ella no pensó que la mayoría de las mujeres pensaran de esa manera.
—No —respondió Brent, atrayendo su atención a sus manos sobre sus piernas, acariciándola bajo el agua.
—Entonces, ¿por qué ahora? ¿Por qué yo?
Bryan deslizó sus manos en su cabello y masajeó su cuero cabelludo. La tensión que había estado sintiendo sobre sus acciones comenzó a disiparse lentamente.
—Te hemos querido por mucho tiempo.
—¿A mí? —Simplemente no parecía probable. Eran dos hombres muy guapos.
—Sí, a ti —dijo Brent con ese tono sensato que comenzó a calentar su sangre una vez más.
—Pero... pero ¿por qué? —No podía pensar en nada especial sobre ella. Era gordita, pero no con un mal cuerpo. La mayoría de los chicos le dijeron que era divertida y daba un gran sexo oral, pero eso no era algo que pudieran saber.
—Algo sobre ti... —comenzó Brent.
—...nos cautivó —terminó Bryan.
Ella se reclinó en su pecho, amando la sensación de su fuerte cuerpo en su espalda.
—Eres una mujer hermosa, Stephanie. —Brent la miró fijamente—. No solo me refiero físicamente. Yo... Te hemos observado. Eres bondadosa con los demás. Aunque tratas de ocultarlo. Eres sexy como el infierno con curvas que nos vuelven locos. —Él se pasó la lengua por los labios, mirando hacia abajo a sus pezones mojados que flotaban por encima del agua—. Estamos dispuestos a compartirte, siempre y cuando estés dispuesta a estar con los dos.
Espera. ¿Dijo lo que ella pensó que dijo?
—¿Ambos queréis estar conmigo?
—Sí. —La voz dominante de Brent hizo palpitar su coño.
—¿Más allá de hoy? ¿Más allá de una noche? —Eso tenía que ser una especie de broma—. No necesito promesas, chicos. Estoy feliz de estar aquí, con vosotros dos, esta noche.
Brent envolvió sus brazos alrededor de sus bíceps y tiró de ella hacia él, hasta que se sentó a horcajadas sobre su regazo. La dureza de acero de su erección se frotó entre sus piernas.
—Esa es la cosa, cariño. Queremos más que solo esta noche. —Él entrelazó sus dedos en su cabello mojado y tiró de ella hacia abajo para un beso. Un gemido sonó en la parte posterior de su garganta. Su beso fue dominio puro. Posesivo. Agresivo. Y con suficiente fuego como para marcar sus labios como propios.
Justo cuando estaba a punto de acunar sus brazos alrededor de su cuello y rogarle que la follara, la movieron para ponerla de pie. Con las piernas balanceándose, vio a Bryan salir de la bañera y recoger una botella de lubricante de un estante. Trató de no parecer demasiado emocionada, pero demonios, algo bueno estaba por venir. Podía sentirlo.
Bryan volvió al agua, a un asiento que se extendía hacia afuera en la bañera. Él sonrió y le guiñó un ojo.
—Ven aquí, hermosa.
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𝒮𝑒𝒹𝓊𝒸𝒾𝒶 𝒫𝑜𝓇 𝐿𝑜𝓈 𝒟𝒶𝓎-𝑀𝒾𝓁𝓁𝓎 𝒯𝒶𝒾𝒹𝑒𝓃
ParanormalSe necesitan dos para el tango, pero tres nunca son multitud. Cuando los hermanos gemelos, Bryan y Brent Day observan a Stephanie Almonte, la secretaria de su colega, nada les disuadirá de la tarea de capturar su corazón. Con una perversa sensación...