Lo estoy esperando, anhelo volverlo a ver.
Normalmente nos encontramos todos los jueves en el mismo sitio; fuera de un café, en la esquina entre dos calles cuyos nombres no se, siempre afuera. No entramos porque... bueno, solo entré una vez, y, digamos que tuve una pelea con el dueño, me secaron de ahí a patadas y desde entonces estoy vetado.
Ese fue el día que conocí a Eduardo. Desde entonces nos vemos una vez a la semana, en el mismo lugar. Fuera de un café, en la esquina entre dos calles cuyos nombres no se.Hoy es el tercer jueves que espero, sin suerte alguna, encontrarlo en nuestro lugar especial. ¿No querrá verme? ¿O será que está muy ocupado? No lo se y no tengo forma de averiguarlo.
Me recuesto y mientras me quedo dormido imagino que lo veo acercarse al café, en la esquina entre dos calles cuyos nombres no se. Muevo la cola de felicidad y dejo escapar un ladrido.