Capítulo 4-Fantasías.

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–Ho...hola.–Dije sonrojada.

–Eh, buenas, soy Alexandra, creo que ya nos conocemos, en fin, que solo venía para traerte esto...–Tragó saliva y miraba hacia abajo mientras buscaba algo en su bolsillo trasero.–Es tuyo,¿no?–Sacó mi tarjeta de estudiante y me la entregó.

–¿Por qué la tienes tú?

–Salí a tomar el aire y la encontré en el suelo.

–Muchas gracias, de verdad, hasta mañana.

–Hasta mañana–Dijo alejándose por la calle de la izquierda.

Al día siguiente conseguí llegar temprano a clase y, como había prometido, allí estaba Reik, esperándome, apoyado sobre un árbol, ojeando algo en su móvil.

–Que raro verte quieto.–Le dije a modo de saludo.

–Bueno, a veces necesito un descanso...–Dijo sonriendo.–Oye, antes de que se me olvide, un colega del club de natación me ha invitado a una fiesta el sábado.¿Vienes?

–Lo siento pero...No creo que pueda...

-Anímate, anda.-Insistió.

-Bueno, no sé ya veremos, aún estamos a miércoles.

Dicho esto me giré y ahí estaba ella, llevaba los libros en la mano y en su bandolera un portátil. Me dirigí a clase tras ella, observando su largo pelo y sus piernas largas y esbeltas.

Llegué a clase y como hice el día anterior, me senté a su lado.

-¡Oye! Despierta que no son horas de dormir.-Abrí los ojos y ahí estaba Akita, girado y sobre mi pupitre.-¿En que estabas pensando?-Se giró y miró a Alexandra.

-¿Quién es esa chica?-Le dije.

-Alexandra, es una chica muy rara, no sé, siempre está sola, tiene un hermanastro aquí en el colegio, pero aún no sé quien es, ella llegó hace dos años pero él es de aquí, suele sacar buenas notas, pero no es de hablar mucho, yo lo he intentado varias veces, ya sabes, hacerme su amigo, pero nada, siempre me esquiva.

-Quizás yo sí pueda hacer algo...Me parece una chica curiosa.-Le dije mientras miraba a Alexandra e inconscientemente me salía una sonrisa.

-No sé, haz lo que quieras.-Akita se giró hacia adelante para prestar atención a la clase. Mientras yo seguía mirando a Alexandra sin poder pensar en nada más.

Era una chica demasiado especial, de alguna forma me llamaba la atención, no sé como expresarlo, a mí las chicas nunca me han llamado la atención de tal forma, me gustan los hombres, ¿qué es lo que me pasa con ella pues?

Es una pregunta que me hacía constantemente, a todas horas, y no conseguía encontrar respuesta. No obstante, decidí, como primer paso, coger confianza con ella.

Esperé a que terminaran las clases y me dirigí a su mesa para hablar con ella.

-Ho...hola-Dije tímidamente.

-Hey.

-Gracias por lo de ayer, de verdad.

-No se dan.-Decía mientras metía sus libros en una mochila.

-¿Te...te apetecería quedar hoy para hacer los deberes? Me está costando algo aprender el idioma...

-Bueno, a las 7 tengo clase de piano, pero, si insites, podemos quedar antes.

-Cuando tú quieras, con tal de pasar un rato contigo.-¿QUÉ?¿DE VERDAD HABÍA DICHO ESO EN VOZ ALTA? Me quería morir.

-Bueno, ya que sé donde vives, a las 5 en tu casa.-Lo dijo sin inmutarse, creo que no se dio cuenta y mejor.

-Bueno, hasta luego.-Le dije con una sonrisa.

DeliriosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora