➳ Last Mission || PJM

Three

Ya había llegado el día, el día en el que Jimin iría a la tierra a conocer a la chica a la cual debía de ayudar para así poder ser el rey de los silfides, pero aún faltaban algo de horas para poder hacerlo.

Jimin estaba nervioso, porque era un poco extraña su misión. El gran señor le específico que tenia que hacer que la chica amara y se amase, pero para Jimin eso era muy extraño. El pensaba que era bastante extraño que alguien no pudiera amar, ya que amar era algo hermoso, era como un regalo que te daba la vida, el solía decir que si no amabas no vivías, así que por eso el pensaba que no existía nadie en este universo que no amara.

— No se Taehyung, esto es algo muy raro, es que no lo sé, como puedes hacer que una persona aprenda a amar es decir, las personas ya nacen amando, ¿no?— Se me hace imposible creer que alguien no ame, tienes que amar algo, a tu familia, a tus amigos, a ti— Se me hace imposible que existan personas en este mundo que no conozcan el amor —. Decía Jimin bastante confuso

— Es que ellos si conocen el amor, Jimin—Solo que por una u otra razón no pueden amar, puede ser que sea porque han pasado por situaciones dolorosas que  los hacen dudar sobre sí el amor existe o no, hay ocasiones que pasan por tanto dolor, que se olvidan de ese bello sentimiento—Además recuerda que ellos son humanos, en el mundo existe mucho dolor, inclusive aquí en Mesina también existe el dolor, pero sin embargo hacemos que ese dolor se cubra con amor—Por eso esa misión te fue otorgada, tienes que hacer que esa chica conozca a su destinado, para que esa persona cubra su dolor con amor —.

Sun Hee despertaba recién de una terrible pesadilla que más bien era el recuerdo de su accidente.

Entre lágrimas escucho como la puerta de su habitación era tocada.

— Sun Hee, ¿estás despierta? —. Se escucho la voz de él señor Choi con un tono muy entusiasmado.

— Si, pasa —. Dijo la joven limpiandose las lágrimas.

El señor Choi abrió la puerta y pasó con una emoción que se le podría notar a kilómetros.

— Sun Hee, acabó de recibir una llamada del hospital, dicen que acaban de recibir una donación de córneas y tu eres la candidata perfecta, alistate, tenemos que ir y que te hagan todos los estudios correspondientes —.

Para Sun Hee escuchar eso era increíble, aunque sabía que se debía controlar, ya que como las veces anteriores, podía resultar que las corneas no sean compatibles con ella.

Pero de todas formas, existía la posibilidad de que fueran compatibles con ella y ella pudiera tener la vista de vuelta, y con ella su felicidad.

— Esta bien, me arreglaré, en seguida bajó —. Dijo Sun Hee tratando de sonar lo más transparente posible.

— Tarda lo que quieras Hee, se que tratas de no mostrar lo mucho que te ilusiona esto, pero no te preocupes, puede que todo salga como lo esperas o también puede que no, pero pase lo que pase yo estaré aquí para ti, recuerdalo —. Dijo el señor Choi y después se retiro dejando a la joven algo triste pero también muy agradecida por tener a alguien como el señor Choi en su vida.

Sun Hee y el señor Choi ya habían ingresado al hospital desde hace 10 horas y aún no habían salido, había pasado mucho tiempo ya. Tanto así había pasado que ellos habían ido en plena mañana y ahora pasaban ya más de las cinco de la tarde.

A Sun Hee le estaban haciendo los estudios correspondientes, el señor Choi estaba en la sala de espera algo nervioso por saber lo que pasaría, sabía que si esas corneas eran compatibles con Sun Hee, Sun Hee podría volver a ser esa misma chica llena de felicidad que era antes de dicha accidente.