II. Tokio

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Oct, 2018

Anne

¿¿Quién eres??

Responde!!

Quién demonios eres Joon???

El corazón de Namjoon se acelera, sintiéndose algo asustado de repente. Esto no puede estar pasando, se dice a si mismo. No ahora. Su plan se esta derrumbando antes de tiempo y, aunque no se atreva a decirlo, muy en el fondo de su ser sabe que el doloroso nerviosismo que lo ha inundado es culpa del absurdo apego que ha generado en sólo días.

Hablar con ella era entretenido y su curiosidad por seguir leyendo sus opiniones era, cuanto menos, inmensa. Le hacia ilusión verse a través de los ojos de alguien más, en especial si esa persona era tan agradable y honesta como Anne.

- Mierda, mierda.- Maldice en voz baja, fallando en su intento de no llamar la atención.

- ¿Qué pasa? - Pregunta Jungkook parado frente al escritorio con una pequeña sonrisa divertida que se desvanece en cuanto voltea a ver al mayor.- ¿Hyung? -

Anne

¿Ese siquiera es tu nombre?

¿Qué clase de psicópata eres?

Sabes, mejor no respondas

Joon

Anne, no

Puedo explicarlo

¿Puede explicarlo? ¿Realmente puede explicarlo?

- Hyung, ¿qué sucede? - Vuelve a insistir el menor, pero él solo puede mantener la vista fija en el pequeño texto que le deja saber el momento exacto en que su mensaje ha sido leído. Ella no va a responder.- Hobi hyung, algo le pasa a Namjoon-ah.-

Esta vez si voltea a verle, y se encuentra con ambas miradas fijas en él. Hoseok que apenas va entrando en el estudio parece querer regañarlo, mientras que Jungkook parece realmente preocupado. Ah ese niño.

Intentando poner su mejor cara, se excusa diciendo que estaba leyendo reseñas de su mixtape. Ya tenía suficiente con Hobi preguntándole, casi constantemente por aquella chica, como para sumar a Jungkook. En su plan original nadie se enteraría de que había pagado por el número de una desconocida pero, para suerte o desgracia, su mejor amigo había encontrado el trozo de papel que le había entregado aquel mesero y no le fue difícil atar los cabos.





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Nov, 2018

Anne camina de vuelta al hotel bajo la sutil llovizna que humedece su rostro sin ningún impedimento, se le ha olvidado el paraguas y no estaba dispuesta a comprar otro.

Aún se siente algo mareada pero no puede evitar sonreír al observar su entorno y recordar los acontecimientos de los últimos días. Su estadía en la metrópoli se siente como toda una aventura, sin embargo su falta de sueño y malos hábitos alimenticios le estaban pasando factura.

Sólo le quedan unos metros para llegar al lugar cuando su dolor de cabeza se intensifica, de igual manera que se intensifica la lluvia y, aunque sabe que debería apresurarse, solo ensancha su sonrisa. Al fin y al cabo uno de sus sueños en la adolescencia era caminar por las lluviosas calles de Tokio.

Liar, liar. -  knj -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora